En la sociedad actual, la sexualidad sigue siendo un tema rodeado de tabúes y estereotipos, especialmente cuando se traspasan ciertas edades. Sin embargo, existe una dimensión de la sexualidad que ha comenzado a captar la atención de especialistas y personas interesadas en vivir una vida plena y satisfactoria: la inteligencia sexual.
Este concepto, acuñado por Sheree Conrad y Michael Milburn, profesores e investigadores de la Universidad de Massachusetts, propone una nueva forma de entender la sexualidad que va más allá del acto físico para incorporar aspectos emocionales, cognitivos y comunicacionales.
Qué es la inteligencia sexual
La inteligencia sexual se define como la capacidad para sentir y dar placer de manera dinámica, enriquecida por cada encuentro sexual. Esta forma de inteligencia implica un conjunto de habilidades y conocimientos que pueden ser adquiridos, desarrollados y perfeccionados. Según explicó el psiquiatra y sexólogo clínico Walter Ghedin, la inteligencia sexual se nutre del autoconocimiento, la empatía, las experiencias vividas, la comunicación, la apertura hacia nuevos modelos de erótica y las habilidades sociales.
Conrad y Milburn destacan que, aunque muchas personas valoran la sexualidad como un aspecto crucial de sus vidas, es común reportar insatisfacción, disfunciones sexuales y problemas de comunicación con sus parejas. La inteligencia sexual busca cambiar este paradigma, enfocándose en todas las posibilidades que brinda el cuerpo y las emociones, tanto propias como ajenas. De esta manera, la sexualidad se convierte en una experiencia más rica y completa, donde el placer se siente y se da de forma mutua, y donde el coito no es el único componente esencial.
Cómo alcanzar la inteligencia sexual
Alcanzar la inteligencia sexual no es algo exclusivo para los más jóvenes o adultos de mediana edad. De hecho, es especialmente relevante para las personas mayores de 50 años, quienes enfrentan desafíos particulares en relación con su sexualidad.
- Comunicación abierta y honesta: La capacidad de hablar abiertamente sobre deseos, necesidades y preocupaciones con la pareja es fundamental. Esto incluye discutir cambios físicos y emocionales que pueden afectar la intimidad. La comunicación sincera ayuda a superar barreras y a fortalecer la conexión emocional.
- Reconocimiento de cambios físicos: Aceptar los cambios en el cuerpo y la funcionalidad sexual es clave. Para algunos, esto puede significar ajustar las expectativas y explorar nuevas formas de placer y satisfacción sexual. Ghedin señala que no son las hormonas las que limitan la sexualidad, sino las creencias limitantes y los prejuicios sociales.
- Educación continua: Informarse sobre la salud sexual, los cambios relacionados con la edad y las formas de mantener o mejorar la función sexual es fundamental. La consulta con profesionales de la salud puede proporcionar valiosos consejos y tratamientos. La educación sexual no termina nunca y es fuente constante de conocimiento y bienestar.
- Innovación en la intimidad: Experimentar con nuevas actividades, posiciones o juguetes sexuales puede revitalizar la experiencia sexual. La creatividad es una aliada para mantener la pasión y el interés en la relación. No se trata solo de innovar por innovar, sino de descubrir juntos nuevas maneras de disfrutar la sexualidad.
- Priorizar el aspecto emocional: Más allá de la actividad sexual propiamente dicha, fortalecer la conexión emocional con la pareja puede profundizar la intimidad. Las muestras de afecto, el tiempo de calidad juntos y la comprensión mutua son fundamentales. Según Ghedin, la inteligencia sexual ayuda a tomar consciencia del valor del encuentro, independientemente de si la relación es breve o duradera.
Hablar de la sexualidad es un tema que aún enfrenta resistencia y falta de visibilidad. La inteligencia sexual ofrece una nueva perspectiva que derriba tabúes y promueve una sexualidad plena y satisfactoria a cualquier edad.
Fuente: Infobae