La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de las personas de comprender, utilizar y gestionar las emociones de manera que disminuyan el estrés, faciliten una comunicación efectiva, fomenten la empatía, ayuden a enfrentar desafíos y reduzcan los conflictos.
La inteligencia intelectual, en tanto, se refiere a la capacidad de procesar información de manera lógica, analítica y abstracta. Incluye habilidades como el razonamiento, la resolución de problemas, la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje.
Y si bien según el psicólogo y periodista estadounidense Daniel Goleman, el coeficiente intelectual apenas se puede cambiar a lo largo de la vida, en su mirada, “la inteligencia emocional, o sea, la habilidad para relacionarse con el entorno de manera asertiva, sí se puede aprender y mejorar a lo largo de la vida”. Según el considerado “padre” de la inteligencia emocional, “gran parte de la búsqueda y alcance de la de la felicidad personal se basa en aprender y aplicar la inteligencia emocional en la vida”.
¿Cuáles son los 12 rasgos que comparten las personas más emocionalmente inteligentes?
Goleman, que escribió muchos libros sobre el tema que fueron récord en ventas, advierte que “no se combinan las emociones con inteligencia; en realidad se trata de ser inteligente con las emociones”.
Para él, hay cuatro pilares fundamentales de la inteligencia emocional y 12 habilidades que las personas que pretendan mejorar su capacidad para gestionar bien sus emociones deberían procurar adquirir.
En ese sentido, conviene saber que los cuatro pilares de la inteligencia emocional, según Goleman son:
- Conciencia de uno mismo. Se refiere a la capacidad de reconocer lo que se siente y de gestionar las percepciones e impulsos al actuar.
- Autogestión. Implica el control de las emociones, incluso en momentos de enojo o ansiedad. Reaccionar de manera agresiva o abusiva indica una falta de autocontrol.
- Conciencia social. Consiste en practicar la empatía, comprendiendo lo que sienten los demás y mostrando preocupación por sus emociones, lo cual es fundamental para desarrollar una personalidad empática.
- Gestión de relaciones. Esta habilidad es esencial en el liderazgo y el entorno laboral, pero también se aplica a todas las áreas de la vida cotidiana. Se refiere a poder manejar conflictos de manera efectiva y ser capaz de mantener la calma y escuchar a los demás.
Asimismo, dentro de esos grandes dominios de la inteligencia emocional, existen ciertas habilidades que son fundamentales para un funcionamiento óptimo tanto en la vida personal como en el ámbito laboral.
- Autoconciencia emocional. Identificar y comprender las propias emociones en el momento en que ocurren.
- Autocontrol emocional. Es la capacidad para autorregular las emociones, manteniendo el control y el foco sin negar los sentimientos.
- Adaptabilidad. Mostrar flexibilidad y adaptarse a nuevas circunstancias cuando estas cambian.
- Orientación al logro. Establecer objetivos claros y trabajar de manera constante para alcanzarlos.
- Mirada positiva. Consiste en la habilidad de ver aspectos positivos en personas, situaciones y eventos.
- Empatía. Se trata de la capacidad de ponerse en el lugar del otro sin dejarse arrastrar por las emociones ajenas.
- Conciencia organizacional. Interpretar dinámicas emocionales y relaciones de poder dentro de un grupo.
- Influencia. Convertirse en referentes y modelos a seguir para otras personas.
- Guía y mentoría. En el entorno laboral, proporcionar retroalimentación y apoyo para el desarrollo a largo plazo de otros.
- Manejo de conflictos. Facilitar la resolución de tensiones de manera que todas las partes implicadas se sientan satisfechas con el resultado.
- Trabajo en equipo. Colaborar efectivamente con otros para alcanzar metas comunes.
- Liderazgo inspirador. Ser motivador y lograr extraer lo mejor de las personas bajo su liderazgo.
Las cuatro frases que usan las personas más inteligentes
Según Goleman, las personas que desarrollan los cuatro pilares de la inteligencia emocional -autoconciencia, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones- suelen usar en su vida diaria frases de este estilo:
- “Pienso así porque…”. La autoconciencia es uno de los componentes de la inteligencia emocional, relacionado con el autoconocimiento. Frases como “pienso así porque” reflejan un entendimiento de uno mismo y de los factores que pueden influir en nuestras emociones, pensamientos y acciones. Para Goleman, “la autoconciencia es fundamental para lograr un mejor autocontrol emocional”.
- “Puedo mejorar y tú también puedes”. Dentro de la autogestión, hay cuatro competencias, siendo la actitud positiva una de las más importantes. Esta actitud motiva a las personas a crecer, ya sea aprendiendo habilidades que enriquecen sus perfiles profesionales o explorando sus intereses personales.
- “Lo entiendo y me preocupo por ti”. En el ámbito de la conciencia social, la empatía es una de las competencias más destacadas. Según Goleman, es esencial para el ser humano, ya que fomenta la cercanía y la confianza en las relaciones. Frases como “lo entiendo y me preocupo por ti” indican la capacidad de conectar con los demás.
- “¿Qué pasaría si intentaras hacerlo de esta manera?”. Una de las competencias en la gestión de relaciones es la influencia. Las personas con alta inteligencia emocional poseen un notable poder de persuasión y saben cómo motivar a otros a considerar diferentes perspectivas, incluso la suya propia.
¿Quién es Daniel Goleman?
Psicólogo, periodista y escritor estadounidense, Daniel Goleman adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Inteligencia Emocional en 1995, que rápidamente se consagró como best seller. Aunque este había sido introducido unos años antes -en 1990- por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer, fue Goleman quien profundizó en él y lo desarrolló. Por eso, se lo considera “el padre de la inteligencia emocional”.
Él sostiene que la clave del éxito no radica tanto en el coeficiente intelectual y las habilidades, sino en la empatía y la actitud. Esto implica la capacidad de concentrarse, esforzarse cada día, aprender de los errores, colaborar en equipo y motivar a los empleados.
A lo largo de las últimas décadas, Goleman ha sido uno de los pensadores que ha contribuido a evidenciar la importancia de las emociones y la psicología en el proceso de toma de decisiones.
Como periodista, Goleman escribió durante muchos años en The New York Times sobre la ciencia del cerebro y el comportamiento.
Hijo de padres profesores universitarios (su padre enseñaba literatura en el San Joaquin Delta College y su madre impartía clases de sociología en la Universidad del Pacífico), se caracterizó por ser siempre un muy buen estudiante: se licenció y doctoró en Desarrollo Clínico de la Psicología y la Personalidad en la Universidad de Harvard, donde suele realizar conferencias y es profesor invitado.
Fuente: Infobae