La tregua política que reinó en Francia durante los Juegos Olímpicos llegó a su fin. La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon, amenazó al presidente Emmanuel Macron, con poner en marcha un procedimiento parlamentario para destituirlo si no nombra como primera ministra a la candidata designada por la coalición de izquierdas de la que forma parte y que obtuvo la primera minoría en las elecciones legislativas del 7 de julio.
Mélenchon, en un artículo publicado este domingo por La Tribune y firmado junto al coordinador del partido, Manuel Bompard, y la jefa del grupo en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, le exigió a Macron un Gobierno de izquierdas. “En Francia, el único que manda es el voto popular”, advirtió.
Según afirmó, se trata de una “advertencia solemne” porque Macron “debe saber que se utilizarán todos los medios constitucionales para deponerlo antes de someternos a sus artimañas contra la regla básica de la democracia”.
Por qué la izquierda exige a Emmanuel Macron designar un gobierno socialista
La Francia Insumisa, la formación mayoritaria del Nuevo Frente Popular (NFP) en el que también están el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF), busca poner más presión sobre Macron, que convocó a los jefes de los grupos políticos el viernes próximo para sondearlos sobre la formación de un nuevo Gobierno.
El NFP le exige que nombre como primera ministra a la economista de izquierda Lucie Castets, de 37 años y funcionaria de la alcaldía de París. El argumento es simple: afirma que la coalición consiguió la primera fuerza en la Asamblea Nacional al término de la segunda vuelta de las legislativas anticipadas el 7 de julio.
En la práctica, la coalición de izquierda obtuvo, con sus aliados, 193 diputados de un total de 577, lo que le deja en cualquier caso muy lejos de la mayoría absoluta de 289.
La extrema derecha quedó en primera posición en porcentaje de votos, con el 37% de los sufragios (contra algo más del 28% de la izquierda), pero la maniobra de las demás fuerzas políticas en el balotaje, con la renuncia de los candidatos sin posibilidades de ganar una banca para favorecer al postulante opositor mejor posicionado, impidió su triunfo en los comicios. Solo consiguió 143 escaños, con lo que se esfumaron todas sus esperanzas de poder ponerse al frente de un nuevo Ejecutivo.
El bloque macronista, que gobierna desde 2017, sufrió un severo revés en las elecciones con apenas el 20 % de votos, pero obtuvo 163 diputados con la estrategia puesta en marcha en la segunda vuelta entre los autodenominados partidos “democráticos”.
La izquierda está dividida
Macron ha descartado, al menos hasta ahora, designar a Castets al frente del nuevo gobierno. En concreto, Melenchon y sus aliados avisaron que recurrirán al artículo 68 de la Constitución, que contempla la posibilidad de destituir al presidente por incumplir su deber.
Pero resulta más que improbable que ese procedimiento pueda prosperar porque en primer lugar tendría que ser aprobado por la mesa de la Asamblea Nacional, para lo cual La Francia Insumisa necesitaría al menos el apoyo de los otros partidos de su coalición de izquierdas, algo que prácticamente quedó descartado con la posición del Partido Socialista.
Su primer secretario, Olivier Faure, dijo este domingo en su cuenta de X que la amenaza la firman únicamente los dirigentes de La Francia Insumisa.
Faure señaló que en caso de que el nombramiento de un primer ministro por Macron, no fuera conforme a lo que él entiende como “la tradición republicana”, la respuesta tendría que ser presentar una moción de censura contra el nuevo Gobierno.
El líder socialista justificó esa opción porque “en un contexto en el que la extrema derecha está al acecho, en el que Emmanuel Macron trata de puentear la voluntad de los franceses, tenemos que ser responsables y mostrar que somos la fuerza que garantiza justicia y estabilidad”.
Tras las elecciones, sigue en funciones el premier, Gabriel Attal.
Fuente: TN