“Necesito que atiendas a FIORIBELLO. Es muy grave el tema”. Alberto Fernández vivía horas de extrema de tensión. Luego de ese mensaje, llamó a Fabiola Yañez y hablaron durante 10 minutos. Su ex pareja había sido convocada por el juez federal Julián Ercolini por los mensajes y las fotos encontradas en el celular de María Cantero, la histórica secretaria. El expresidente pretendía cerrar el escándalo ese mismo día. “Mi consejo es que hables lo menos posible”, fue uno de los mensajes. El diálogo completo, al que accedió Infobae, ocurrió el 28 de junio, el mismo día que la ex primera dama decidió no hacer la denuncia penal.
“Fioribello” es Juan Pablo Fioribello, el abogado penalista que se encargó de representar a Yañez durante los últimos cuatro años. También fue una suerte de mediador entre los integrantes de la pareja hasta que explotó el escándalo.
“Lamento mucho todo. Me doy cuenta que estás muy lastimada. Nunca quise que todo fuera como fue. Siempre te amé y nos tocó un tiempo tortuoso que seguramente no me dejó darte la atención que merecías. Hoy estoy muy triste por todo. Mis ganas de vivir no existen. Soñaba otra cosa a tu lado. Te pido perdón por el daño que sin querer te he causado. Beso grande”, escribió Fernández el 28 de junio.
Ese día, Yañez participó de una audiencia por Zoom desde Madrid por los mensajes encontrados en el celular de Cantero, secuestrado el 7 de marzo en el marco de la causa por los seguros. El juez Ercolini la anotició de las fotos y las pruebas. Y le preguntó si quería hacer la denuncia por violencia de género. Yañez desistió y hasta rechazó ver las imágenes que ella misma le había mandado a Cantero en 2021.
A las 4:22 PM de ese mismo día, Yañez intentó calmar a su ex pareja: “Ya hablé con Juan Pablo, quedate tranquilo, voy a hacer lo que me dijiste que había que hacer”.
Fernández insistía con sus disculpas: “Lamento todo, creéme”
La tensión había comenzado un día antes. El 27 de junio, el abogado Fioribello ingresó a los tribunales de Comodoro Py cerca de las 10 de la mañana. Ya había sido contactado de manera reservada. En el despacho del juez Ercolini se enteró de que había un legajo reservado y mensajes que hablaban de violencia. Apenas salió del lugar, se comunicó con Yañez y facilitó su teléfono para coordinar la audiencia.
Al día siguiente, Yañez se conectó al Zoom desde su departamento en Madrid.
La secuencia del 28 de junio avanza. A las 5:46 PM, Yañez intenta comunicarse con Fernández, pero no la atiende. “Necesito hablar con vos. Urgente”, escribe dos minutos después. Y vuelve a llamar.
Fernández contesta recién a las 7:20 PM: “Creeme que lamento enormemente todo”. Yañez le avisa que en 15 minutos comenzaba la audiencia por Zoom.
En ese momento, el expresidente intenta guionar su relato: “No hubiera nunca haber tenido que pasar por esto. Me viene internet por momentos. Mi consejo es que hables lo menos posible. Esa es la mejor garantía de que no se vuelva noticia”.
Efectivamente, Yañez desistió ese día de hacer la denuncia y el juez Ercolini terminó archivando el legajo reservado el 1 de julio. A partir de ese momento, hubo varios días de calma, según cuentan los testigos que tenían contacto con ambos.
La sábana de mensajes se interrumpe el 29 de junio, en horas de la madrugada, con un extenso mensaje de Alberto Fernández: “Mañana, cuando puedas, tratemos de hablar. Todo esto está muy mal y nosotros tenemos una responsabilidad que se llama Francisco. Siempre te dije que siempre te voy a amar y siempre te voy a cuidar. No tenés que tener dudas de eso. Igual pensé mucho en la cantidad de cosas que me dijiste hoy. Más allá de estar de acuerdo o no con vos, creo que te podría decir lo que realmente siento que nos pasó. No para pelear. Solo para poder seguir. Te mando un beso”.
La calma se rompió el sábado 3 de agosto, cuando Alberto Fernández se enteró de que el diario Clarín iba a dar a conocer la existencia de los mensajes explosivos que le había mandado Yañez a Cantero.
El expresidente mandó mensajes a su entorno. Algunos se asustaron y salieron corriendo. Pablo Galíndez, su medio hermano, fue el primero en llegar al departamento de Puerto Madero. Luego se sumaron Julio Vitobello y Alberto Iribarne, dos amigos de toda la vida. Entre todos lograron calmarlo.
Tras la revelación periodística, Fernández y Yañez volvieron a comunicarse varias veces. La ex primera dama explotó luego de esos intercambios. El martes 6 de agosto, sin avisarle a nadie, llamó al juez Ercolini y dio a entender que el expresidente la había amenazado para que no haga la denuncia. Ya era tarde. Apenas dos horas después, Ercolini impulsó las primeras medidas de prueba y le prohibió la salida del país al ex mandatario. Era el comienzo de la causa judicial que conmociona al país.