A lo largo de la historia, Estados Unidos tuvo varios crímenes que inspiraron distintas series, películas y ocuparon las primeras planas de los diarios. Sin embargo, en la década de los 80, la asesina serial más joven del país conmocionó a todos. Christine Falling, quien en la actualidad cumple su condena en prisión, era una niñera que asfixiaba bebés. Cuando cometió estos crímenes tenía tan solo entre 17 y 19 años, y una macabra historia que condicionó su infancia.
Christine, nacida en 1963 en Perry, Florida, pasó a la historia criminal como una de las asesinas en serie más jóvenes de Estados Unidos. Su infancia estuvo marcada por la violencia, el abuso y el abandono, lo que la llevó a desarrollar una personalidad perturbadora desde muy temprana edad. Fue víctima de maltrato físico y emocional, y a una edad temprana fue separada de su familia biológica, lo que la dejó bajo el cuidado del sistema de asistencia social.
Estos traumas tempranos influyeron profundamente en su desarrollo psicológico, creando una mezcla peligrosa de inestabilidad mental y aislamiento social que eventualmente se manifestaría en sus crímenes atroces. Falling no solo enfrentaba una vida marcada por la adversidad y el abuso, sino que también sufría problemas de salud mental que exacerbaban su comportamiento destructivo.
Fue diagnosticada con epilepsia, lo que le provocaba convulsiones y contribuyó a su inestabilidad emocional. Su carácter errático y su mirada vacía generaban temor en quienes la rodeaban. Con una obesidad creciente y dificultades de aprendizaje, Christine se fue aislando socialmente. La relación con sus padres adoptivos, los Falling, se deterioró rápidamente, llegando al punto en que parecía odiarlos.
Este odio y su ira se canalizaban hacia las mascotas de la familia, a las que solía estrangular y arrojar desde grandes alturas, disfrutando del sufrimiento ajeno. Finalmente, los Falling decidieron enviarla, junto a su hermana, a Great Oaks Village, un hogar para niños con problemas en Orlando, donde continuó mostrando un comportamiento problemático, robando y mintiendo compulsivamente para recibir atención.
La macabra historia de la niñera que asfixiaba bebés: ¿Cómo fue descubierta Christine Falling?
A los 14 años Christine intentó encontrar estabilidad casándose con un hombre mucho mayor, pero el matrimonio duró solo seis semanas. Este breve episodio no logró alejarla de su oscuro destino. Tras su separación, comenzó a trabajar como niñera, un empleo que le permitió acercarse a sus futuras víctimas.
A comienzos de la década de 1980, Falling comenzó a asfixiar a los bebés que estaban bajo su cuidado. Entre 1980 y 1982, logró asesinar a cinco niños, además de un anciano que también estaba bajo su supervisión. Su modus operandi era asfixiar a sus víctimas con una almohada o con sus propias manos, aprovechando momentos en los que estaba a solas con ellos. A pesar de que las muertes despertaron sospechas, durante un tiempo logró evadir cualquier acusación directa gracias a la falta de pruebas concluyentes y a la incredulidad de las personas que la conocían.
El crimen que finalmente la delató ocurrió en 1982, cuando una autopsia reveló signos de asfixia en una de sus víctimas más recientes. Esto llevó a las autoridades a investigar más a fondo su historial, descubriendo patrones de muerte similares en otros niños que habían estado bajo su cuidado. Bajo presión, Falling confesó sus crímenes, detallando cómo se sentía impulsada a matar sin poder controlar sus deseos.
Christine Falling fue condenada a cadena perpetua en 1982, sin posibilidad de libertad condicional hasta después de cumplir 25 años de prisión. Actualmente, sigue cumpliendo su condena en un penal de mujeres, donde se la recuerda como una de las figuras más oscuras y perturbadoras de la historia criminal de Estados Unidos. Su caso sigue siendo objeto de estudio para entender los orígenes del comportamiento homicida en personas jóvenes, particularmente en aquellos que, como Falling, sufrieron abusos severos durante la niñez.
Fuente: TN