La Dirección General de Escuelas (DGE) junto a las instituciones escolares de nivel secundario llevaron adelante el análisis del porcentaje de estudiantes en riesgo de interrupción de las trayectorias escolares que fue registrado en el mes de junio por el SAT (Sistema de Alerta Temprana).
Recordemos que Mendoza implementa el SAT desde 2021, diseñado para abordar la problemática de la exclusión escolar buscando mejorar el acompañamiento sobre los estudiantes donde se detecte un riesgo de abandono escolar.
A partir de los datos obtenidos del GEM y del modelo de predicción, durante junio de 2024 se pudo calcular el porcentaje de riesgo de interrupción de la trayectoria escolar en 140.329 de los 145.293 estudiantes del nivel secundario de la provincia, y se logró 96 % de cobertura de la matrícula total.
Del total de 5.817 estudiantes en riesgo alto de la provincia, 5.402 se encuentran en escuelas de gestión estatal (92,9 %) y 415 en escuelas de gestión privada (7,1 %). De esta manera, el 5 por ciento del total de los estudiantes de escuelas estatales tienen riesgo alto de interrumpir sus trayectos escolares.
El 4,1 % de la población de estudiantes del nivel secundario se encuentran en nivel de riesgo de interrupción alto, lo que corresponde a 5.817 estudiantes. Por otro lado, el 22,8 % se encuentra en nivel de riesgo medio, es decir, 32.060 estudiantes mientras que 73 % está en riesgo bajo, o sea 102.452.
Al analizar los resultados por nivel educativo: secundario orientado y secundario técnico se observó que del total de 5.817 estudiantes en riesgo alto de la provincia, 4.333 se encuentran en secundarias orientadas (75 %) y 1.484 en secundarias técnicas (25 %). En ambos niveles, se evidencia que el 4 % de los estudiantes de secundario orientado presentan un riesgo alto de Interrupción de Trayectoria Escolar (ITE).
Si se analiza la información según el ámbito en el que se encuentran las escuelas secundarias, se observa que la cantidad de estudiantes con riesgo alto en el ámbito urbano es de 3.206, lo que representa el mismo porcentaje que en el ámbito rural (4 %). Sin embargo, ese 4 % en el ámbito rural corresponde a un total de 1.121 estudiantes.
Por otro lado, 1.484 estudiantes presentan un riesgo alto en contextos de marginalidad, lo que representa el 6 por ciento de los estudiantes que asisten a establecimientos en este ámbito. Además, el porcentaje de estudiantes con riesgo medio también es mayor en estos contextos (29 %), en comparación con el ámbito urbano (21 %) y el ámbito rural (22 %).
El ministro de Educación, Cultura, Infancias y DGE, Tadeo García Zalazar, indicó que el SAT trabaja de manera predictiva, marcando una alerta y señalando la cantidad de estudiantes con riesgo para que la escuela haga una intervención específica sobre cada caso.
«Lo que se dispara en esas situaciones es un abordaje que hacen los servicios de orientación y los directores. Depende el caso, si es por inasistencia o por rendimiento académico, se habla con los padres, y se avanza con propuestas en determinadas asignaturas, con apoyo escolar. También hay casos en los que son necesarias otras intervenciones con otros organismos por fuera de la escuela, con el ETI, con los municipios o los centros de salud», dijo el ministro.
«El año pasado dio muy buenos resultados. Se generó una alerta de 7.000 casos, y sobre 4.000 se hizo un abordaje particular y se evitó la deserción de estos estudiantes», recordó el titular de la DGE.
Sistema de Alerta Temprana (SAT)
Esta herramienta de inteligencia artificial con la que cuenta el sistema educativo mendocino funciona como un insumo fundamental para la gestión educativa, ya que permite a la identificación de la población estudiantil y la ejecución de estrategias adicionales para sostener y fortalecer su escolaridad.
De esta manera, el SAT se consolidó como una herramienta de apoyo a la política educativa, vinculada al sistema de información provincial (GEM). A partir del análisis de un conjunto de datos cargados en el GEM, que incluyen factores individuales, familiares, escolares y comunitarios, el SAT calcula la probabilidad de interrupción de cada estudiante y, de esta manera, los equipos directivos pueden intervenir rápidamente acompañando a los estudiantes en situación de riesgo.