Una noche a principios de septiembre de 2017, Kenneka Jenkins salió de su casa para ir a una fiesta que habían organizado sus amigos en un hotel, ubicado en Illinois, Estados Unidos. Iban a celebrar que había conseguido un nuevo trabajo. Cuando llegó, se dio cuenta de que en el lugar iba a haber invitados que no conocía.
En las primeras horas del festejo, la joven de 19 años compartió videos e hizo transmisiones en vivo a través de sus redes sociales, se la veía festejando como cualquier adolescente. Sin saberlo, esas ern sus últimas imágenes con vida.
Casi un día después, su cuerpo fue encontrada dentro de un freezer que estaba ubicado en una cocina abandonada del edificio. La policía difundió los videos de sus últimos movimientos hasta su trágico final y el caso se convirtió en uno de los más misteriosos, ya que en redes sociales surgieron múltiples teorías de lo que pudo haber pasado.
La habitación 926
Kenneka Jenkins nació el 27 de mayo de 1998 en Chicago, y vivía junto a su madre, Tereasa Martin, en el West Side. Al crecer con un padre ausente, ambas tenían una relación cercana.
El 9 de septiembre de 2017, la chica de 19 años le dijo a su mamá que iba a salir con unos amigos. El plan era ir a jugar al bowling y luego al cine para celebrar que había conseguido un trabajo en un geriátrico. Por eso, le pidió el auto prestado y salió de su casa alrededor de las 11 de la noche.
Pese a ello, Kenneka y sus amigos no fueron adonde ella había dicho. Fueron a una fiesta en la habitación 926 en el noveno piso del hotel Crowne Plaza en Rosemont, Illinois, a media hora de donde vivía.
Las cámaras de seguridad registraron que el grupo de adolescentres llegó al lugar alrededor de la 1 de la madrugada. Una vez en la habitación, los chicos se unieron a la fiesta y comenzaron a grabar videos para las redes sociales que, luego de darse a conocer el caso, se hicieron virales en Internet. En uno de los clips que filmó Kenneka, se puede ver a más de 40 personas bailando, cantando y tomando alcohol. Incluso, ella se grabó a sí misma haciendo lo mismo.
A la 1:30 am, Jenkins llamó a su hermana, Leonore Harris, y tuvieron una conversación breve. Posteriormente, Harris declaró que no había notado nada raro en su voz y que la situación le había parecido normal.
Una hora y media más tarde, Terease Martin, la mamá, recibió una llamada de los amigos de Kenneka, que le dijeron que no podían encontrar a su hija por ninguna parte, aunque aún tenían su celular.
Rápidamente, la mujer se dirigió al hotel para ayudar en la búsqueda y les pidió a los gerentes que revisaran las cámaras de seguridad para tener alguna pista de dónde podría estar la joven. El establecimiento se negó, ya que debía tener hecha la denuncia de desaparición de persona para poder acceder a las imágenes.
A las 7 de la mañana, Martin se comunicó con Departamento de Seguridad Pública de Rosemont para denunciar el hecho de que su hija estaba desaparecida, pero los efectivos le dijeron que todavía no había pasado un tiempo significativo como para considerar que la chica estuviera corriendo algún peligro.
Los últimos pasos
El sábado al mediodía, la hermana mayor de Kenneka presentó la denuncia formal de la desaparición de la joven de 19 años y recién una hora después la Policía llegó al hotel con una orden de allanamiento.
Los agentes junto a la familia de Jenkins recorrieron habitación por habitación en busca de cualquier rastro de la adolescente, pero no encontraron nada. Fue después de que la gerencia del Crowne Plaza ofreciera a disposición los videos de las cámaras de seguridad, cuando empezaron a reconstruir los hechos.
En esas imágenes, se podía ver a Kenneka sola tambaleándose a través de los pasillos del hotel. Se la veía desorientada, mareada y con síntomas de que podría estar alcoholizada. Incluso, en varias ocasiones, se ve cómo tiene que sostenerse de las paredes o las escaleras para no caerse.
Los últimos pasos de la chica la muestran en lo que parecía ser una cocina abandonada. En los pocos segundos que dura el video, se ve cómo Jenkins se dirige a una esquina de la habitación. Después de avanzar un poco más, se perdió su rastro, ya que las cámaras no llegaban hasta el lugar a donde había ido la joven.
Por esta razón, uno de los empleados del hotel fue hasta ese punto, revisó cada esquina y descubrió que el cuerpo de Kenneka estaba dentro del freezer. Era la madrugada del domingo.
Según revelaron las fotos que sacaron los peritos, la joven de 19 años estaba tirada en un costado del congelador, sin una de sus zapatillas y con la ropa rasgada. Además, tenía un pequeño corte en su pie derecho.
La investigación
Luego de que se diera a conocer la noticia de la muerte de Kenneka Jenkins y se difundieran los videos de las cámaras de seguridad en Internet, las teorías de lo que pudo haber pasado no tardaron en aparecer.
En principio, la pregunta clave fue por qué la chica había decidido entrar en esa cocina ya que, en ese momento, las luces estaban apagadas y no le estaban dando ningún uso. Además, también se cuestionó la probabilidad de que Jenkins pudiera abrir la puerta del freezer, que era muy pesada.
Incluso, en este último punto, se basaron las sospechas de Terease Martin, ya que también alegaba que era imposible que la puerta se haya cerrado sola, y que su hija hubiera quedado atrapada en el interior. En esta línea, la mujer comenzó a cuestionar la investigación de la Policía y acusó a las autoridades de no actuar a tiempo.
El 6 de octubre de 2017, se dieron a conocer los resultados de la autopsia del cuerpo de Kenneka. En el informe, se especificó que la causa de muerte: hipotermia y “exposición al frío en un freezer”.
A su vez, los forenses del condado de Cook detallaron que se encontraron lesiones en el estómago de la joven que indicaban hipotermia y una herida en su tobillo derecho. “No había otra evidencia de trauma externo o interno”, agregaron.
Además, el examen toxicológico demostró que la chica no había sido drogada, aunque sí se encontró que tenía un nivel alto de alcohol en sangre. También, se reveló que Jenkins tenía restos de topiramato, un medicamento utilizado para tratar las migrañas. Sobre esto, los investigadores explicaron que la combinación con alcohol podía provocar mareos, deterioro de la memoria, mala concentración y confusión. Sin embargo, la mamá de la chica confirmó que ella nunca tuvo recetado ese fármaco.
Finalmente, la Policía concluyó que la muerte de Kenneka había sido un terrible accidente. Pese a ello, la familia nunca creyó esta versión e inició una demanda contra el hotel Crowne Plaza y la empresa de seguridad que estaba a cargo el día del hecho por negligencia.
Seis años después de la tragedia, a fines de 2023, la madre de Jenkins recibió un total de 10 millones de dólares en un acuerdo entre las partes.
Fuente: TN