Nueva York no solo es famosa por sus enormes rascacielos. También es conocida como la ciudad de los andamios. Están por todas partes, en cualquier barrio. Se estima que hay más de 9000, en su gran mayoría en Manhattan.
Los neoyorquinos los toleran por razones económicas: les sale más barato alquilar estas enormes estructuras metálicas antes que emprender costosísimas tareas de refacción a las que les obliga la alcaldía. Así, aparentan estar en obra. Pero los cuestionamientos son cada vez más fuertes. Muchos edificios “tomados” por estos tubos desmontables se convierten en lugares oscuros, peligrosos y propicios para la venta de drogas.
“Los andamios son una postal de Nueva York. No hay zona donde no haya. Yo acabo de vivir 10 meses con uno enorme en la fachada de mi edificio. Pero a diferencia de otros casos, aquí sí se hizo un trabajo. A las 07:00 de la mañana me despertaba un trabajador que aparecía de golpe en mi ventana del quinto piso”, contó a TN el artista plástico cubano conocido como “Rony”.
Su edificio, en la zona de Brooklyn, a pocos metros del barrio judío ortodoxo de Williamsburg, tenía filtraciones. “Por suerte terminó, pero hay otros andamios que ya son parte del paisaje. Están desde hace años”, dijo.
Ahora, el alcalde Eric Adams está decidido a remover todos los andamios de la ciudad. Los considera un foco de inseguridad y delincuencia. El primer paso ya fue dado: el 28 de agosto se desmanteló uno que llevaba 15 años frente al edificio de la Oficina Forense, de propiedad pública. Pero no es un récord: se estima que hay otros que llevan “décadas” de pie.
640 kilómetros de andamios
Los andamios son ya un tema de seguridad pública. Si se desmantelaran todos y los tubos se colocaran uno detrás de otro ocuparían un sendero de 640 kilómetros de largo.
En promedio, según un relevamiento de la alcaldía, permanecen casi un año y medio en cada edificio “en refacción”. Unos 300 tienen más de cinco años de antigüedad.
La historia de estos andamios se remonta a 1979, cuando una adolescente de 17 años murió cuando le cayó en la cabeza un pedazo de mampostería mientras caminaba por Broadway y la 115. Desde entonces, el municipio dictaminó que todos los edificios de más de seis plantas tienen que inspeccionar sus fachadas cada cinco años.
Si hay algún problema, deben arreglarse. La mayoría de los edificios son viejos y no pasan las inspecciones municipales. Pero los costos de refacción son enormes. Por eso, los condominios optan por instalar andamios para proteger a los transeúntes. Mientras tanto, pagan una multa por estar en infracción. Así y todo, les sale más barato que arreglar sus frentes. El alquiler de andamios es un negocio millonario en Nueva York.
Los andamios suelen ser un refugio para quienes intentar protegerse de la lluvia. Pero también para los “homeless”, ese ejército de miles de personas sin hogar que buscan refugio en cualquier rincón de la ciudad.
La gran preocupación de las autoridades es que bajo estas estructuras, muchas angostas y oscuras por las noches, se han convertido en un foco de inseguridad y delincuencia. “Es cierto que hay zonas donde ahí se realiza la venta de drogas”, dijo Rony, conocido por sus ´performances´ de arte efímero en muros y frentes de Brooklyn.
Pero también es un foco de enorme inquietud entre los comerciantes de Manhattan. Según un estudio de Mastercard, citado por EFE, estos andamios reducen el volumen de ventas en bares y restaurantes.
Cómo es el plan de Nueva York para disminuir el número de andamios
El alcalde Adams tiene un plan para deshacerse del mayor número de andamios. En las últimas semanas, los trabajadores municipales retiraron un total de 270 de estas estructuras, 14 de ellas de propiedad pública, según el sitio ABC7.
Adams dijo que es consciente de que hoy “es más barato dejar el andamio que hacer las reparaciones. Yo paso miedo andando bajo esos malditos andamios”, se quejó. Según señaló, la policía ve “una clara correlación entre la venta ilegal de drogas y los andamios”. Además, son lugares donde suelen anidar las ratas y se acumula basura.
El plan oficial fue bautizado “Quitar andamios”. La alcaldía busca incentivar a los propietarios de edificios a acelerar sus reparaciones de fachadas con permisos más cortos para los andamios, que serán de 90 días en lugar de 12 meses. Además, aumentarán las multas, que ascenderán hasta 10.000 dólares si violan los plazos para las reparaciones.
Para aquellos condominios que no puedan afrontar los gastos, se prevén alternativas, como redes de seguridad. En el último de los casos, el programa prevé reformular los espacios que ocupan estas enormes estructuras metálicas con una mayor iluminación, colores y hasta exposiciones de arte, según un comunicado oficial.
Fuente: TN