El colágeno está presente en las publicidades sobre dermocosmética que pueden invitar a pensar que es una sustancia vinculada exclusivamente a la piel, cuando en realidad forma parte de la estructura básica de huesos, articulaciones o músculos, pero también de venas, arterias, córneas o dientes.
Tanto en lo referente a la piel como a la salud articular, el déficit de colágeno cobra protagonismo a partir de la mediana edad y, según los expertos, desde los 40 años, el cuerpo produce la mitad de colágeno que en la adolescencia. Sin embargo, además de la edad, hay otros factores que pueden alterar la generación de esta proteína, como situaciones de estrés crónico, carencias nutricionales o la menopausia.
La amenaza de este déficit alentó que el colágeno sea uno de los productos más demandados en el mercado de los suplementos, cuando lo cierto es que ese compuesto sintético no va directamente a las articulaciones. En este sentido, desde la Academia Española de Nutrición y Dietética apuntan que lo adecuado es seguir una dieta que contenga los nutrientes necesarios para estimular la síntesis de esta proteína.
Esto se consigue a través de alimentos que aporten los aminoácidos necesarios (glicina, arginina y lisina), así como minerales (magnesio, hierro, silicio) y vitaminas. En concreto, hay que destacar el papel de la glicina, que puede encontrarse tanto en productos de origen animal (carne de cerdo y vaca, lácteos, huevos) y vegetal, entre los cuales destacan los frutos secos crudos.
Los tres frutos secos que ayudan a producir colágeno
- Almendras. Como característica común, los frutos secos cuentan con un gran contenido en ácidos grasos omega 3, los antioxidantes por excelencia. En el caso concreto de las almendras, además de esta propiedad hay que añadir que son una fuente excelente de vitamina E y zinc, nutrientes clave para la producción de colágeno. Ambos compuestos protegen a las células contra los radicales libres, amenaza principal de dicha proteína ya que provocan un envejecimiento prematuro y el debilitamiento de la estructura de la piel.
- Nueces pecanas. La vitamina E también es la llave antioxidante en el caso de las nueces, si bien de esta familia de frutos secos habría que destacar la variante pecana porque contiene una combinación excelente de ácidos grasos insaturados, fibra, fitoesteroles, antioxidantes y polifenoles. Más allá de ayudar a la generación de colágeno, la mezcla de ácido oleico, conocido como omega 9, y el omega 3, garantiza un buen funcionamiento del organismo a varios niveles, desde el sistema cardiovascular a las funciones cerebrales.
- Castañas de cajú. El caso de las castañas de cajú, llamará mucho la atención que la clave es aquí el cobre, un mineral que el cuerpo necesita también para desarrollar diversas y variadas funciones básicas, desde producir energía a mantener los tejidos conectivos, y aquí entra su papel con respecto al colágeno. De hecho, el cobre se define como un cofactor en la síntesis de esta proteína, ayudando a mantener la elasticidad y firmeza de la piel, así como a prevenir
Fuente: TN