El ajo es un ingrediente común en muchas cocinas alrededor del mundo y se le atribuyen propiedades medicinales y saludables. Sin embargo, ¿qué ocurre si se consume un diente de ajo crudo diariamente durante un mes? Inspirada por tendencias en las redes sociales y buscando mejorar su bienestar general, una nutricionista realizó este experimento, integrando ajo crudo en su dieta diaria a través de recetas de pesto casero. A lo largo del mes, la autora observó cambios en su piel, digestión y otros aspectos de su salud, algunos beneficiosos y otros menos deseables.
Cambios en la piel: ¿el ajo como aliado para un cutis saludable?
Uno de los efectos más notables que observó la autora fue una mejoría en su piel, específicamente una reducción en el acné hormonal. Durante años, había lidiado con problemas de piel, y a lo largo del mes de consumo diario de ajo crudo, su piel se volvió más clara y brillante. Aunque la autora sospecha que el ajo podría haber jugado un papel importante, es difícil atribuirle todo el mérito debido a otros factores variables, como la mejora en la calidad del sueño, el consumo de más agua y posibles cambios estacionales.
El ajo posee propiedades antibacterianas y antimicrobianas, lo que podría ayudar a combatir microorganismos causantes del acné. Según Roxana Ehsani, licenciada en Nutrición Humana, Alimentos y Ejercicio de la Universidad de Pittsburgh, “el ajo puede reducir la inflamación, lo que podría mejorar la salud de la piel al disminuir el riesgo de desarrollar acné u otras afecciones cutáneas”. Sin embargo, no existe suficiente evidencia científica que respalde de manera concluyente esta teoría, aunque la tendencia de aplicar ajo crudo en la piel se popularizó en redes sociales como TikTok.
Además, el ajo es una fuente rica de vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C y vitamina E, que son componentes claves para una piel sana. Si bien estos nutrientes también se encuentran en muchos productos tópicos para el cuidado de la piel, su consumo a través de alimentos como el ajo podría contribuir a la salud general del cutis.
Efectos en la digestión: ¿el ajo es fácil de tolerar para el estómago?
Otro aspecto interesante que notó la autora durante su experimento fue el impacto en su digestión. Durante años, había seguido una dieta baja en FODMAP para manejar síntomas de síndrome del intestino irritable (SII), evitando alimentos como el ajo debido a su alto contenido en oligosacáridos fermentables. El consumo diario de ajo crudo supuso un cambio considerable, ya que se trata de un alimento que puede provocar molestias digestivas.
Durante la primera semana del experimento, la autora experimentó cierta irritación digestiva, pero al avanzar el mes, su cuerpo pareció adaptarse al consumo de ajo crudo. La dietista Ehsani explica que “comer ajo crudo puede causar malestar estomacal, con síntomas como hinchazón, acidez y gases en algunas personas”, especialmente en quienes padecen SII. No obstante, para aquellos sin problemas digestivos, el ajo contiene fibra prebiótica, la cual alimenta a las bacterias beneficiosas del intestino y puede mejorar la salud digestiva.
Mal aliento: un efecto secundario indeseado
Tal vez el efecto más conocido (y menos agradable) de consumir ajo crudo es el mal aliento. La autora confiesa que no pudo mantener el consumo de ajo durante todos los días del mes debido a este problema, deteniéndose en 25 dientes en total. El olor era persistente, incluso después de cepillarse los dientes, y podía durar hasta el día siguiente.
El mal aliento se debe a los compuestos de azufre presentes en el ajo. Según Ehsani, “cuando se descomponen, estos compuestos producen un olor característico que puede provocar mal aliento”. Aunque existen métodos como masticar perejil u otros remedios naturales para tratar de combatir el mal olor, la autora señala que es un efecto difícil de ignorar para quienes optan por incluir ajo crudo en su dieta diaria.
Otros posibles beneficios: sistema inmunológico, presión arterial y más
A pesar de los efectos directos que observó la autora, el ajo crudo tiene otros potenciales beneficios para la salud que podrían motivar a incluirlo en la dieta, aunque sea en menores cantidades. Según Ehsani, el ajo “puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico al reducir la inflamación y aumentar el recuento de glóbulos blancos”. Esto podría ser especialmente útil para prevenir enfermedades y acelerar la recuperación en caso de infecciones.
Además, el ajo crudo podría tener propiedades antivirales y apoyar la salud cardiovascular. Se ha vinculado con la reducción de la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre, lo cual podría ser beneficioso para personas con hipertensión o riesgo de diabetes. Sin embargo, se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de realizar cambios en la dieta.
Fuente: Infobae