“Todo lo que sube tiene que bajar”, dice una conocida frase. Para Leonardo Cositorto, el líder de Generación Zoe, la subida fue tan estrepitosa que su caída fue abrupta. En apenas cuatro años, logró montar un proyecto ambicioso que ilusionó a miles de inversores que confiaron en su experiencia como “coach” y sus ganas de ser un hombre de negocios exitoso. Sin embargo, de un día para el otro quedaron en la ruina.
El juicio que comenzó hoy en la ciudad correntina de Goya es solo uno de los tantos procesos judiciales que deberá atravesar el vendedor de libros devenido en empresario, acusado junto a sus socios, Maximiliano Batista y Miguel Ángel Echegaray, de haber orquestado una mega estafa piramidal que operaba mediante un esquema Ponzi.
Las audiencias están programadas hasta el 11 de diciembre, entre las cuales se prevé la declaración de 166 testigos propuestos por la querella, la fiscalía y la defensa. Esta cifra destaca la magnitud del caso y el interés por conocer las historias de quienes se vieron atraídos por las promesas de “plata fácil”.
Según adelantó a TN el abogado defensor de Cositorto, Guillermo Dragotto, no tiene pensado declarar en la primera jornada del juicio. “Primero escucharemos la acusación”, aseguró. Aunque la estrategia del imputado siempre fue declararse inocente, los cargos en su contra son graves y, de ser encontrado culpable, podría recibir una condena de hasta 16 años de prisión.
Los tres principales acusados actualmente están detenidos en el penal de Bouwer, Córdoba, pero fueron trasladados a Goya y permanecerán bajo custodia en la Unidad Regional 8 durante el juicio. Otros imputados, como Lucas Damián Camelino y los hermanos Nicolás y Javier Sebastián Medina, llegan en libertad.
El tribunal está presidido por el juez Ricardo Carbajal, con los vocales Jorge Carbone y Julio Duarte. Los fiscales Juan Carlos Castillo y Rubén Barry representan al Estado, mientras que los abogados querellantes, Pablo Andrés y Alejandra Fleitas, defienden los intereses de los denunciantes, muchos de las cuales perdieron sus ahorros en el esquema.
Según Dragotto, el líder de la organización se encuentra “tranquilo y expectante” en Goya a la espera del inicio del debate. Antes del traslado, había solicitado permanecer en Bouwer y seguir el proceso de forma virtual, pero el tribunal denegó su pedido.
Este es solo el primer juicio que enfrenta Cositorto, con 98 denunciantes que son de Corrientes. En paralelo, la Cámara en lo Correccional y Criminal de Río Tercero elevó a juicio otra causa en Villa María, Córdoba, a raíz de un pedido de la fiscal Juliana Companys. Pero la presunta mega estafa escaló a niveles impensados, con sedes no solo en distintas provincias de la Argentina, sino también en otros países.
Los comienzos de Generación Zoe
Generación Zoe nació en 2017 de la mano de Leonardo Cositorto, quien buscaba crear un modelo de negocio basado en la capacitación y el desarrollo personal. La organización comenzó ofreciendo cursos de coaching y habilidades blandas a través de plataformas digitales, como Zoom, lo que le permitió atraer rápidamente a un público amplio.
Cositorto, con una trayectoria empresarial que se remonta a 1991, había comenzado vendiendo libros en las calles de España y, con el tiempo, formó equipos de ventas que operaban en varios países de América Latina y Europa.
Esta experiencia en ventas directas le dio una base sólida para establecer Generación Zoe, que se presentó como una oportunidad de inversión atractiva, combinando formación, motivación y la promesa de altos rendimientos.
El enfoque de la organización incluía la creación de una criptomoneda llamada “Zoe Cash” y la apertura de locales físicos, sumado a comercios de estética, gastronomía, finanzas y hasta equipos de fútbol.
Esto contribuyó a su rápida expansión y logró establecerse en 17 países y captar a más de 80.000 miembros en poco tiempo. Sin embargo, su éxito inicial ocultó una estructura insostenible que eventualmente desencadenaría su colapso y las posteriores acusaciones de fraude.
El estallido de la estafa
A finales de 2021, comenzaron a surgir problemas en el modelo de negocio y los pagos a los inversores se retrasaron. Las alarmas se encendieron cuando el esquema mostró claros signos de colapso, al depender de la captación constante de nuevos inversores para pagar a los anteriores, un patrón típico de las estafas piramidales.
En 2022, las denuncias se multiplicaron y la Comisión Nacional de Valores (CNV) de Argentina inició una investigación formal. Ante la situación crítica, Cositorto se vio obligado a abandonar el país, pero su fuga fue efímera.
Fue arrestado en abril de 2022 en República Dominicana por Interpol, tras un mes y medio de eludir a la Justicia. Lo descubrieron por los videos que seguía haciendo para atraer inversores a su nuevo proyecto, Sunrise Coach. Este error le costó la libertad y lo llevó de regreso a la Argentina, donde enfrenta serias acusaciones.
Incluso, a dos años de su detención, la historia de Cositorto se trasladó a la pantalla chica con “El vendedor de ilusiones: El caso Generación Zoe”, una docuserie que narra su meteórico ascenso y caída.
Fue una producción de Netflix, que tuvo al líder de la organización y a su socio, Max Batista, como protagonistas. Dieron su testimonio, se defendieron y hasta prometieron que si los dejan en libertad, “devolverán todo el dinero” a los inversores, aunque eso parece poco probable, ya que la plata perdida en su proyecto ambicioso llegó a calcularse en unos 45 millones de dólares.
Fuente: TN