Una paseadora murió tras ser atacada por los ocho perros que había sacado a pasear. La joven de 28 años era amante de los animales y no era la primera vez que llevaba a ese grupo al parque. Sin embargo, por razones que aún se investigan, perdió el control de la jauría y sufrió mordeduras en el torso, el cuello y los brazos.
El hecho ocurrió en Caterham, Inglaterra, en enero de 2023, pero una reciente resolución del tribunal hizo resurgir el caso. La víctima, identificada como Natasha Johnston, falleció tras las graves heridas que recibió, incluso de su mascota.
En el grupo de perros que llevaba ese día, estaba su propio bull terrier, una raza que está prohibida en aquel país pero que ella amaba. El hermano de la víctima dijo que “se sentía muy cómoda con los perros y otros animales”, que “todos los perros del grupo pertenecían a personas cercanas a ella”. “Había paseado al mismo grupo de perros en numerosas ocasiones durante un largo tiempo, no podemos entender qué fue lo que pasó”, aseguró.
La resolución que cambiará la historia de los paseadores
El forense principal Richard Travers, que trabaja en el caso de la paseadora atacada, dijo este lunes en una audiencia que “no existen restricciones ni regulaciones nacionales respecto al número y peso de los perros que pueden pasearse en un lugar público” y confirmó que preparará un Informe de Prevención de Futuras Muertes sobre las restricciones para los paseadores de perros en lugares públicos.
“Estaba claro que no era la primera vez que paseaba a un grupo de perros por esa zona. No era miembro de ninguna asociación organizada de paseadores de perros ni tenía ningún tipo de certificado para ello. Ella los había paseado en ocasiones anteriores sin dificultad”, agregó Travers sobre el caso puntual de Johnston.
El feroz ataque que terminó con la vida de Natasha
El día de la tragedia, la joven había llevado al grupo de ocho perros al parque, tal y como lo había hecho otras veces.Sin embargo, según indicaron los testigos del trágico episodio, en esta ocasión la vieron gritándole a los animales para mantenerlos controlados.
Un hombre que pasó por el lugar antes de la tragedia dijo que el perro tipo terrier “parecía cambiar de temperamento, estar confundido y dar vueltas en círculos” y que la paseadora “llamó al perro pero fue en vano”.
Ben Kershaw, un vecino de la zona que estaba paseando a su perro, fue quién se encontró con el sangriento panorama y dio aviso a las autoridades. “Él estaba caminando con su madre cuando se encontró con algunos perros que estaban sin correa y corriendo”, según el relato del forense Travers.
“Había perros parados al lado derecho del camino que ladraban y parecían estar agitados. Los árboles y las ramas le impedían ver bien lo que estaba ocurrieron. Pero, en un momento, uno de los perros corrió hacia él y ahí descubrió que uno de los animales tenía sangre en el hocico y las mandíbulas”, agregó.
Kershaw bajó por la pendiente y alertó que el bulto era nada más y nada menos que el cuerpo de la joven paseadora. “La llamé para ver si respondía, pero no hubo respuesta. Le tomé el pulso en el brazo derecho y en el cuello”, contó en su declaración. Al darse cuenta de que no tenía signos vitales llamó emergencias y pidió que manden una ambulancia. Mientras tanto, le practicó RCP.
Pese a los por mantenerla con vida, Johnston fue declarada muerta por los médicos que la atendieron en el lugar. La autopsia reveló que las mordeduras le habían perforado la vena yugular izquierda y que la causa de su muerte fue shock y hemorragia.
La investigación no logró determinar qué perro había sido responsable de la muerte de la joven. De todos modos, las autoridades ordenaron sacrificar a dos de sus propios perros, que estaba paseando ese día, incluido el bull terrier que estaba prohibido, llamado Stan. Los otros seis perros, por su parte, fueron devueltos a sus dueños.
Fuente: TN