Luciano D’Adamo se miró al espejo y pensó que estaba en medio de una pesadilla. Vio el rostro de un hombre de 63 años, pero pensaba que tenía apenas 24. Se había despertado en el hospital tras ser atropellado por un automóvil, pero no recordaba nada de las últimas cuatro décadas.
Creía que estaba en 1980, que era joven y tenía una vida por delante. No reconocía a su esposa ni a su hijo.
Luciano, según contó al diario Il Messaggero, recordaba bien lo que hizo el 20 de marzo de 1980, cuando tenía 24 años, el último día que su memoria logró retener. Entonces trabajaba en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, como oficial de operaciones en tierra.
Se acordaba que ese día entró en su casa de Monte Mario, en la capital italiana, y volvió a salir a la calle. En un momento, sintió un golpe violento. Un auto lo atropelló.
El hecho fue real, pero sucedió en 2019. Estuvo en coma un día. Cuando se despertó su vida había retrocedido casi 40 años. Ahora, cinco años después ha debido empezar casi de cero.
Nunca había visto un teléfono celular
Cuando despertó, Luciano pidió hablar con su madre. La enfermera le entregó un teléfono celular y el hombre quedó mudo. Nunca había visto un aparato así de chico. En ese momento ni siquiera sabía que su madre había muerto hacía varios años.
De pronto, una mujer entró en la habitación y lo llamó por su nombre. Tardó en reconocerla, pero finalmente notó que la mujer tenía los mismos rasgos de su novia, de 19 años, con quien estaba a punto de casarse en 1980. Pero estaba muy envejecida.
Enseguida entró a la sala un hombre de 30 años. Lo veía mayor que él. Era su hijo, pero no lo reconocía. Fue allí que se levantó de la cama y se miró al espejo. La imagen lo devolvió a la realidad: vio un hombre mayor, de 63 años, con el pelo canoso y el paso del tiempo que había dejado a atrás su rostro juvenil.
Entonces le explicaron que “el accidente no había ocurrido en Monte Mario, sino en Via delle Fornaci”, en Roma. Y no en 1980 sino en 2019. Un golpe en la cabeza le había hecho perder la memoria de los últimos 39 años de su vida.
Luciano “no sabía qué eran los teléfonos celulares, no sabía que la Roma, su equipo, había ganado dos campeonatos, y la selección de Italia, dos mundiales. No sabía de (el ídolo de su club Francesco) Totti y (del ex premier Silvio) Berlusconi, ni del 11 de septiembre”, rememoró el periódico.
Cómo fue la adaptación a la nueva realidad
A Luciano le costó adaptarse a su nueva realidad. “Aún recuerdo el asombro de viajar en un coche que en una pantalla me mostraba el mapa de Roma, mientras una voz decía: ‘En 100 metros gire a la derecha’”, relató.
El hombre no pudo recuperar su vida olvidada. Pero logró rearmar su vida con su esposa e hijo. Además, ahora tiene un nieto. “De vez en cuando me encuentro con alguien que me saluda. Seguro que es un viejo amigo, pero no sé de quién se trata; sin embargo, por cortesía, finjo reconocerle y le correspondo”, comentó.
“A veces digo que me gustaría volar en avión, pero nunca lo he hecho y mi mujer me corrige: ‘¿De qué estás hablando? Estuvimos juntos en París. Y yo le respondo: ‘Tú has estado allí, yo no’”, ironizó.
“Luciano, según Il Messaggero, entendió que casi toda su vida de hombre adulto está perdida y que nunca la recuperará”. Ahora, trabaja en el área de mantenimiento en una escuela. Pero hay algo que no ha cambiado: su sentido del humor.
Una vez, para distender la situación, su hijo le comentó en tono de broma. “Te acuerdas de que me debes 5000 euros, no? Luciano, serio, le respondió. “¿Qué son los euros?”.
Fuente: TN