La enfermedad de ojo seco, que solía ser más común en adultos mayores, está afectando cada vez más a niños, adolescentes y jóvenes. Factores como el uso excesivo de dispositivos digitales, que incluye el tiempo invertido en juegos en línea, redes sociales y creación de contenido, están contribuyendo significativamente al aumento de casos de esta condición.
El impacto del abuso de pantallas en la salud ocular
Estudios recientes muestran que el uso prolongado de pantallas reduce la frecuencia del parpadeo, pasando de 12 parpadeos por minuto en condiciones normales a solo 6 cuando se realiza trabajo cercano, como ver el teléfono celular o jugar videojuegos. “Esta reducción contribuye a la evaporación rápida de la película lagrimal, lo que provoca sequedad e inflamación en la superficie ocular. Además, los síntomas de ojo seco se presentan con mayor severidad cuando el tiempo frente a pantallas excede las cuatro horas diarias”, remarca Andrés Benatti (M.P. 35.325), cirujano oftalmólogo especialista en Enfermedades Oculares Externas, Córnea y Cirugía Refractiva.
Hoy en día, se estima que hasta un 26% de los estudiantes presenta síntomas recurrentes de fatiga ocular, lo que refleja la magnitud del problema entre las generaciones más jóvenes. El Síndrome Visual por Computadora (CVS), también conocido como fatiga digital, se caracteriza principalmente por:
- Dolor de cabeza.
- Sequedad ocular.
- Visión borrosa.
“Además, este trastorno conlleva molestias musculoesqueléticas, como dolores de cuello y espalda, derivados de una mala postura corporal y del tiempo prolongado frente a dispositivos digitales. La combinación de jornadas extensas frente a la pantalla y una ergonomía deficiente agrava tanto los síntomas oculares como los físicos, incrementando la necesidad de intervenciones preventivas y tratamientos adecuados”, advierte el experto miembro del Consejo Argentino de Oftalmología.
Los riesgos adicionales en la era digital
La popularidad de los videojuegos y las redes sociales ha incrementado el tiempo de exposición a pantallas. Según algunos estudios, los jóvenes de la Generación Z dedican en promedio 7.2 horas diarias al consumo de contenido en plataformas como TikTok y YouTube. Esta sobreexposición no solo afecta la visión, sino que también contribuye a problemas relacionados como la miopía, cuya incidencia está aumentando a nivel global.
Importancia del diagnóstico y tratamientos modernos
La consulta temprana con un oftalmólogo es esencial para diagnosticar con precisión el ojo seco, diferenciándolo de otros trastornos como la insuficiencia de convergencia o problemas de visión binocular. “Las nuevas tecnologías de diagnóstico, como la meibografía (que evalúa la salud de las glándulas de Meibomio), NiBUT (que mide el tiempo de la ruptura lagrimal de manera no invasiva) y tratamientos avanzados como la terapia con luz pulsada intensa (IPL) o la Resonancia Molecular Cuántica (QMR), permiten abordar de forma más eficaz esta enfermedad”, detalla Benatti.
“Los especialistas también recomendamos la implementación de la regla “20-20-20″: cada 20 minutos, realizar una pausa de 20 segundos para observar algo a 6 metros de distancia. Esta práctica alivia la fatiga ocular y favorece un parpadeo más constante. Además, es de vital importancia fomentar la actividad física al aire libre para ayudar a prevenir otros problemas visuales como la progresión de la miopía”, plantea.
Educación y prevención como claves para la salud ocular
El abordaje de esta problemática debe incluir tanto la educación sobre el uso responsable de dispositivos digitales como la promoción de visitas regulares al oftalmólogo. Es fundamental que padres y docentes sean conscientes del impacto que tiene el tiempo de pantalla en la salud visual de los niños y que promuevan hábitos saludables y actividades al aire libre. Por eso, es vital la colaboración entre oftalmólogos, docentes y familias para mitigar este problema creciente en la era digital.
En conclusión, el aumento del ojo seco en las nuevas generaciones demanda una atención urgente, la buena noticia es que con un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado no solo se mejora la calidad de vida, sino que también se previenen complicaciones mayores a largo plazo.
Fuente: TN