El intrusismo profesional en nutrición se ha convertido en un grave problema debido al acceso masivo a la información a través de redes sociales. Este fenómeno, que involucra a personas sin la formación adecuada que practican o asesoran en nutrición, pone en peligro la salud de los individuos que siguen consejos alimentarios sin fundamento científico. Las redes sociales han facilitado la difusión de información relacionada con la nutrición, pero también han permitido que personas no calificadas compartan recomendaciones alimenticias.
Influencers, celebridades y figuras públicas que no tienen formación profesional en nutrición, como modelos o entrenadores personales, frecuentemente promueven dietas populares sin respaldo científico. Estas personas tienen un gran impacto en sus seguidores, a menudo millones, quienes confían en ellos sin cuestionar la validez de sus consejos.
Entre las dietas promovidas se encuentran el veganismo, el gluten-free, el ayuno intermitente y la dieta cetogénica. Aunque estas dietas pueden tener ciertos beneficios para algunas personas, su adopción sin un análisis profesional puede acarrear riesgos, como deficiencias nutricionales, trastornos de conducta alimentaria y desnutrición.
El intrusismo no solo afecta la salud física, sino también la emocional y mental. Muchas veces, la desinformación difundida en redes sociales puede generar confusión y fomentar prácticas peligrosas. Esto se ve claramente en el aumento de trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, donde las redes sociales amplifican comportamientos destructivos al ofrecer consejos erróneos y peligrosos. Las estadísticas revelan que nueve de cada 10 personas que consultan por desórdenes alimentarios son mujeres, y seis son adolescentes, un grupo particularmente vulnerable a la influencia de las redes sociales.
La falta de regulación y la proliferación del intrusismo
Aunque en muchos países existen leyes que regulan el ejercicio de profesiones como la nutrición, las plataformas digitales no han avanzado a la misma velocidad. En la Argentina, por ejemplo, un estudio mostró que el 35% de la población sigue los consejos alimentarios de influencers, a pesar de que muchos de estos consejos carecen de evidencia científica.
Un estudio realizado por la Universidad de Dublín sobre contenido de nutrición en TikTok reveló que solo el 2,1% del contenido nutricional en la plataforma era científicamente correcto. Esto resalta el gran problema de desinformación que enfrentan los usuarios, quienes pueden estar tomando decisiones perjudiciales basadas en información errónea.
El Código Penal argentino establece que ejercer una profesión sin la habilitación correspondiente es un delito, lo que debería aplicarse al ámbito de la nutrición. Sin embargo, la falta de regulación efectiva en las redes sociales permite que personas sin formación profesional influyan en las decisiones alimentarias de miles de personas, lo que representa una amenaza para la salud pública.
Un riesgo evidente
El intrusismo profesional en nutrición pone en riesgo la salud física y emocional de las personas, al propagar consejos erróneos y peligrosos sin respaldo científico. Las redes sociales, si bien ofrecen plataformas para la difusión de información, también pueden ser un caldo de cultivo para la desinformación.
Es urgente que los profesionales de la salud, las instituciones educativas y las plataformas digitales colaboren para garantizar que los consejos sobre nutrición provengan solo de fuentes calificadas. Solo con una educación adecuada, una regulación efectiva y un trabajo conjunto se podrá frenar esta tendencia y proteger la salud pública.
Fuente: TN