Para muchas personas, un diagnóstico de colesterol alto significa la posibilidad de un tratamiento médico prolongado, a menudo con medicamentos que ayudan a controlar los niveles de colesterol en sangre. Sin embargo, no todos conocen que hay cambios en el estilo de vida, y en especial en la alimentación, que pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol de forma significativa. Estos ajustes no solo pueden contribuir a una mejor salud cardiovascular, sino que también ofrecen una alternativa natural y efectiva antes de considerar el uso de medicamentos.
Algunos alimentos son especialmente útiles en la reducción del colesterol “malo”, o LDL. La clave está en entender qué tipos de grasas y nutrientes resultan beneficiosos y cómo reemplazarlos por aquellos menos saludables en la dieta diaria. Así lo señala la Fundación Británica del Corazón (British Heart Foundation), que subraya la importancia de reducir las grasas saturadas en la dieta y sustituirlas por grasas insaturadas y alimentos ricos en fibra.
Para quienes desean evitar o reducir la dependencia de medicamentos, existen tres cambios alimentarios que pueden ser la solución. Estos ajustes son sencillos y efectivos, y su implementación no solo promueve un corazón más saludable, sino que puede impactar positivamente en el bienestar general de una persona.
1. Incrementar el consumo de alimentos ricos en fibra soluble
Una de las estrategias más recomendadas para reducir el colesterol es aumentar la fibra soluble en la dieta, ya que esta se une al colesterol en el sistema digestivo y lo elimina del cuerpo antes de que entre en el torrente sanguíneo. Según la Mayo Clinic, la fibra soluble puede reducir el LDL en un porcentaje considerable cuando se consume regularmente. Algunos alimentos que contienen altas cantidades de fibra soluble incluyen la avena, las legumbres (como lentejas y garbanzos), y frutas como las manzanas y los cítricos.
La avena es particularmente efectiva y sencilla de incorporar en el desayuno diario. Al respecto, la cardióloga Elizabeth Klodas menciona que “una taza de avena diaria aporta antioxidantes y fibra, ambos importantes para la función de los vasos sanguíneos y la reducción de la presión arterial”, según informó SurreyLive. Este alimento, además de ser rico en fibra, es versátil y puede consumirse con frutas o como ingrediente en diversas recetas.
Las legumbres, además de fibra soluble, aportan proteínas vegetales, lo que las convierte en una opción saludable para quienes desean disminuir el consumo de carne. Incluir una o dos porciones de legumbres en las comidas diarias puede ayudar a reducir el colesterol y mejorar la digestión.
2. Sustituir las grasas saturadas por grasas insaturadas
Las grasas saturadas, presentes en alimentos como la carne roja, los productos lácteos enteros, y algunos aceites como el de coco, son conocidos por elevar los niveles de colesterol LDL en el organismo. La Fundación Británica del Corazón recomienda sustituir estas grasas por fuentes de grasas insaturadas, como el aceite de oliva, el aguacate, y frutos secos como las almendras y las nueces.
Las grasas insaturadas, especialmente las monoinsaturadas y poliinsaturadas, ayudan a reducir los niveles de LDL al tiempo que elevan el colesterol “bueno” o HDL, que protege las arterias y favorece la eliminación de grasas nocivas. Según Health Line, una dieta alta en grasas monoinsaturadas, similar a la dieta mediterránea, es una estrategia comprobada para mejorar la salud cardiovascular.
Entre los alimentos recomendados, el aceite de oliva ocupa un lugar destacado. Este aceite, además de reducir el colesterol, aporta antioxidantes y polifenoles, beneficiosos para el sistema cardiovascular. Se recomienda utilizar aceite de oliva virgen extra en lugar de mantequilla o margarina para cocinar o aderezar ensaladas. Además, las nueces y otros frutos secos, consumidos en cantidades moderadas (unos 30 gramos al día), también son excelentes para disminuir el colesterol LDL y mejorar la salud del corazón.
3. Incluir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3
Los ácidos grasos omega-3 son grasas saludables que no solo reducen el colesterol LDL, sino que también ayudan a reducir los niveles de triglicéridos y protegen el corazón al disminuir el riesgo de ritmos cardíacos anormales. Según la Mayo Clinic, estos ácidos grasos no afectan directamente el colesterol LDL, pero tienen efectos beneficiosos en la salud general del corazón.
El omega-3 se encuentra principalmente en los pescados grasos como el salmón, el atún, y la caballa. Las personas que consumen pescado regularmente suelen tener un menor riesgo de enfermedades cardíacas, lo cual hace de estos alimentos una excelente opción para quienes desean mejorar su perfil de colesterol. Las semillas de chía, lino y el aceite de linaza son fuentes vegetales de omega-3, ideales para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana.
Para obtener beneficios óptimos, se recomienda consumir pescado graso al menos dos veces por semana, y complementar con fuentes vegetales de omega-3 en ensaladas, batidos, o como aderezo en otros platos.
Cambios en el estilo de vida como complemento
Además de estos cambios en la alimentación, otras prácticas de estilo de vida pueden mejorar los niveles de colesterol y la salud cardiovascular general. La NHS del Reino Unido sugiere realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado por semana, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol para maximizar los beneficios en el perfil de colesterol.
Los beneficios de una alimentación saludable y un estilo de vida activo y libre de tabaco no se limitan a los niveles de colesterol. Estos hábitos pueden mejorar la energía, ayudar a controlar el peso, y reducir el riesgo de múltiples enfermedades crónicas.
¿Cuándo es necesario un examen de colesterol?
Dado que el colesterol alto no suele presentar síntomas evidentes, es importante realizarse exámenes periódicos para monitorear sus niveles. La British Heart Foundation recomienda que las personas mayores de 40 años, o quienes tengan antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, realicen un control de colesterol al menos una vez al año. Esta es una medida preventiva que puede ayudar a detectar problemas de colesterol de manera temprana y permitir una intervención oportuna.
En conclusión, realizar cambios sencillos en la dieta puede ser una forma efectiva y natural de reducir el colesterol sin la necesidad inmediata de medicamentos. Aumentar el consumo de fibra soluble, reemplazar las grasas saturadas por grasas insaturadas y añadir omega-3 en la dieta son pasos que, con consistencia, pueden generar mejoras significativas en la salud cardiovascular y en la calidad de vida de quienes sufren de colesterol alto.
Fuente: Infobae