El 29 de marzo de 2008 una trágica noticia golpeó a Brasil de manera inesperada: una nena de cinco años murió al caer por la ventana de un sexto piso, de un edificio ubicado al norte de la ciudad de San Pablo.
La víctima se trataba de Isabella Nardoni que, al momento del hecho, se encontraba en su casa acompañada de su padre, Alexandre Nardoni, y su madrastra, Anna Carolina Jatobá. Tras el fatal suceso, ambos se convirtieron en los principales sospechosos del crimen, aunque nunca dejaron de sostener su inocencia.
La muerte de la nena tomó tal relevancia que la sociedad brasileña siguió el caso minuto a minuto, a la espera de que se esclareciera cómo ocurrieron los hechos. Fue después de una intensa investigación que la Justicia condenó a los responsables.
El crimen de Isabella Nardoni
Ana Carolina Oliveira sólo tenía 17 años cuando dio a luz a Isabella el 18 de abril de 2002 en la ciudad de San Pablo, en Brasil. En ese momento, estaba en pareja con Alexandre Nardoni, de 24, aunque su relación no duró más de 11 meses.
Ambos mantuvieron un buen vínculo para poder criar a su hija después de la separación, pero las cosas se complicaron al poco tiempo cuando el joven conoció a Anna Carolina Jatobá, una chica con la que se casó y tuvo dos hijos más.
Durante los primeros años de vida de Isabella, Oliveira y Nardoni discutían con frecuencia por la cuota alimentaria que le correspondía a la pequeña. Ana Carolina llegó hasta denunciarlo por no pagarla, pero la situación escaló cuando, en otra ocasión, Alexandre fue demorado por amenazar de muerte a su suegra en una discusión.
Si bien el padre de la nena contaba con un historial de agresiones, nadie se esperaba lo que iba a venir después de lo que ocurrió el 29 de marzo de 2008. Esa noche, todo transcurría con total normalidad en el complejo de edificios London -situado en un barrio de clase media en San Pablo- pero cerca de las 23:30, los vecinos comenzaron a escuchar la pelea de una pareja que discutía a los gritos. Sin embargo, de un instante a otro, la discusión terminó.
Poco después, Alexandre, que vivía en un sexto piso con su esposa y sus dos hijos, comenzó a gritar que “alguien había tirado a su hija por la ventana” mientras imploraba ayuda. Rápidamente, los vecinos del condominio se concentraron en el jardín de la entrada, donde estaba agonizando la nena de cinco años.
Rápidamente, una ambulancia llegó al complejo y se llevó de urgencia a la menor al hospital más cercano, aunque murió a los pocos minutos de llegar debido a la gravedad de sus heridas. Lo extraño fue que cuando los médicos la revisaron, encontraron que además de las lesiones por la caída, tenía signos de estrangulamiento.
En los medios, el caso comenzó a tener mucha presencia y la sociedad se estremeció con los detalles. Según la versión del padre y la madrastra de Isabella, un ladrón vestido con remera negra se había metido a la casa y había tirado a la pequeña por la ventana, antes de huir.
Esto no convenció a los investigadores, ya que a los pocos días el jefe policial anunció que la causa se iba a investigar como un homicidio. En primer lugar, porque los peritos determinaron que no había signos de que un tercero haya forzado alguna puerta o ventana para ingresar al departamento. Por otra parte, la red de protección del ventanal por donde se cayó la nena, había sido cortada por un objeto cortante, como un cuchillo o una tijera.
De esta manera, Alexandre y Anna Carolina se convirtieron en los principales sospechosos del crimen y fueron detenidos por la Justicia. En sus respectivas declaraciones, ambos afirmaron ser inocentes y sostuvieron la versión de que un hombre se metió a su casa y agredió a la pequeña, aunque cada vez más se notaban las inconsistencias en su relato.
En los días siguientes, las pericias en el complejo London revelaron que había sangre en varias zonas del departamento y comprobaron que la red de la ventana había sido cortada con una tijera que los policías hallaron en la cocina. Además, los resultados de la autopsia determinaron que Isabella murió a causa de politraumatismos y por asfixia mecánica causada por estrangulamiento.
Después de una semana de la detención de Nardoni y Jatobé, ambos fueron liberados y los vecinos de San Pablo desataron el caos en la ciudad, ya que pedían justicia por Isabella. Por su parte, la madre de la nena le decía a la prensa que estaba segura de que ellos no habían sido los responsables de la tragedia.
Sin embargo, todo cambió el 27 de abril, cuando el matrimonio señalado estuvo presente en la reconstrucción de los hechos que realizó la Policía. Para ese entonces, los investigadores ya habían descubierto la llamada que Nardoni hizo al servicio de emergencias la noche del crimen. Pero su testimonio no coincidía con los horarios que se habían establecido de acuerdo al relato de los testigos y los sucesos que vinieron después.
Con el paso de los minutos, Alexandre y Anna Carolina no dejaban de titubear y afirmar hechos que las pericias ya habían desmentido anteriormente. Una vez finalizado el procedimiento, se ordenó la prisión preventiva de la pareja y se los acusó como los únicos responsables de la muerte de la nena de cinco años.
El juicio comenzó en marzo de 2010, dos años después de la tragedia, y fue uno de los más mediáticos de la historia criminal en Brasil. Durante una de las audiencias, la fiscalía expuso una animación gráfica de la reconstrucción de los hechos, que se realizó a partir de las pericias y las pruebas encontradas en la escena del crimen. En la misma, se sostuvo que la madrastra estranguló a la nena, mientras que el padre cortó la red de la ventana de una habitación, y la tiró desde el sexto piso.
Finalmente, el juez Mauricio Fossen encontró culpable a Alexandre Nardoni del delito de “homicidio triplemente agravado” y lo condenó a 31 años de prisión, mientras que Anna Carolina Jatobá fue sentenciada a 26 años por el mismo cargo.
En junio de 2022, Jatobá salió en libertad condicional para continuar su pena en un régimen abierto. Por su parte, Nardoni goza de permisos ocasionales desde 2019. Hasta el día de hoy, ambos continúan afirmando su inocencia.
Fuente: TN