El deseo de perder peso es una constante en la vida de millones de personas en todo el mundo. Año tras año, con cada llegada del verano o el inicio de un nuevo año, las campañas de ejercicio y dietas se multiplican en todos los medios. Desde los anuncios de gimnasio hasta los influencers en redes sociales, el mensaje es claro: si deseas perder peso, debes moverte más. Sin embargo, ¿y si todo lo que pensábamos sobre el ejercicio y la pérdida de peso fuera erróneo?
La ciencia más reciente está desafiando la creencia común de que ejercitarse más te hace perder peso. Investigaciones del antropólogo evolutivo Herman Pontzer, autor del libro Burn y profesor en la Universidad de Duke, sugieren que, en realidad, nuestro cuerpo tiene mecanismos que limitan la cantidad de calorías que podemos quemar, independientemente de cuán activos seamos. Este concepto ha revolucionado el entendimiento de cómo funciona el metabolismo humano y ha desmentido una serie de mitos sobre la relación entre ejercicio y reducción de peso.
En 2012, este antropólogo y su equipo de investigación decidieron estudiar el metabolismo de los Hadza, una tribu de cazadores-recolectores en Tanzania. Los Hadza son conocidos por su estilo de vida físicamente exigente, ya que pasan todo el día caminando, corriendo, levantando objetos pesados y realizando diversas tareas físicas. La expectativa inicial de los investigadores era que, debido a su actividad constante, estos miembros de la tribu quemaran calorías a un ritmo mucho más alto que las personas sedentarias. Sin embargo, los resultados fueron sorprendentes: los integrantes de esta tribu no quemaban significativamente más calorías que un trabajador de oficina promedio en Estados Unidos.
“Eso fue inesperado”, dijo Pontzer en una entrevista con The Washington Post, al explicar el hallazgo que le llevó a desarrollar una nueva teoría conocida como el modelo de gasto energético total restringido. Según esta teoría, el cuerpo humano tiene un mecanismo de autorregulación que ajusta la cantidad de energía que quema. Es decir, si una persona se vuelve más activa, el cuerpo encuentra formas de ahorrar energía en otras funciones biológicas, de modo que el gasto total de calorías se mantiene dentro de un rango estrecho.
El ejercicio no garantiza la pérdida de peso
Este concepto de “calorías quemadas” es el pilar de la mayoría de las rutinas de ejercicios orientadas a la pérdida de peso. Pero, según los hallazgos de Pontzer, la ecuación es mucho más compleja. Aunque el ejercicio aumenta el gasto de calorías en el corto plazo, cuando se incorpora de forma regular a la rutina diaria, el cuerpo comienza a ajustar otros procesos para no consumir más energía de la que está acostumbrado. Por ejemplo, el cuerpo puede reducir la cantidad de energía utilizada en funciones como la digestión o la regulación de la temperatura, lo que equilibra el total de calorías gastadas.
“Si haces ejercicio hoy, quemas más calorías hoy”, comentó Pontzer en una entrevista con The Washington Post. “Pero si realmente cambias tu estilo de vida y comienzas a ejercitarte regularmente, tu cuerpo se ajusta y terminas no quemando más calorías en general”. Esto ayuda a explicar por qué, a pesar de que muchas personas aumentan su nivel de actividad física, no logran perder tanto peso como esperaban. El ejercicio, por sí solo, no tiene un impacto tan grande en la quema de calorías a largo plazo como se pensaba previamente.
¿Por qué seguimos ganando peso?
Si el ejercicio no es la clave para perder peso, entonces ¿por qué tantas personas experimentan aumento de peso a medida que envejecen? La respuesta no está en el metabolismo, sino en las calorías consumidas. Según Pontzer, una de las razones por las que muchas personas ganan peso a medida que envejecen es que tienden a comer más debido a diversos factores, como el estrés, los hábitos alimenticios poco saludables o el simple hecho de que, con la edad, el cuerpo se vuelve más eficiente para almacenar grasa.
A medida que se acercan las festividades, las personas suelen ganar algunos kilos extra, pero es importante recordar que no es el metabolismo lo que está fallando, sino las decisiones alimenticias.
“Lo que estamos observando es que, con el tiempo, las personas se vuelven más eficientes en ganar peso y menos eficientes en perderlo”, afirmó Pontzer. Esto es algo que muchos experimentan durante las festividades, cuando las calorías consumidas a menudo superan las calorías quemadas, y las resoluciones de Año Nuevo no siempre son suficientes para revertir la tendencia.
El mito de los suplementos y las dietas mágicas
Otro aspecto que la ciencia ha desmentido es la creencia de que es posible “aumentar” el metabolismo a través de ciertos alimentos o suplementos. Las dietas de moda que prometen acelerar el metabolismo, como las basadas en altas cantidades de proteínas o carbohidratos específicos, no tienen un impacto significativo en el número total de calorías que quemamos a diario. “Puedes seguir una dieta baja en carbohidratos o alta en proteínas, pero eso no va a tener un efecto medible en la cantidad de calorías quemadas”, explica Pontzer.
A pesar de los anuncios sobre productos milagrosos, la realidad es que no existen píldoras ni dietas que puedan aumentar de forma sostenible tu metabolismo. La clave sigue siendo un enfoque equilibrado y saludable en la alimentación, junto con la actividad física regular, pero sin esperar que el ejercicio por sí solo sea la solución para perder peso.
En lugar de seguir persiguiendo la fórmula mágica para perder peso, la ciencia sugiere que debemos replantearnos nuestra relación con el ejercicio y la alimentación. El ejercicio es esencial para mantener una buena salud y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, pero no es el factor principal para bajar de peso. La clave para el control del peso radica en un balance adecuado entre las calorías consumidas y las calorías quemadas, así como en la adopción de hábitos alimenticios sostenibles.
Con esta nueva comprensión del metabolismo, podemos dejar de culpar al cuerpo por no “responder” al ejercicio y centrarnos en cambiar las pautas de comportamiento que realmente afectan nuestra salud a largo plazo. El ejercicio sigue siendo fundamental para nuestra salud general, pero no podemos esperar que sea la solución única para la pérdida de peso.
Fuente: Infobae