Lo que parecía una jornada laboral normal para un cadete de churros, que iba a entregar un pedido a una casa, en cuestión de minutos se convirtió en un día memorable, al ser Lionel Messi quien lo estaba esperando.
Antonela Roccuzzo, pareja del jugador, había llamado horas antes para hacerles un pedido. Sin embargo, la encargada del local desconocía el remitente y envió a un joven hasta el barrio privado donde vive el jugador con su familia en Rosario.
En un viaje de 40 minutos, el delivery llegó e intentó dejarlo en la garita, pero los de seguridad le aconsejaron que fuera hasta la casa y se los llevara en persona. Eso sí, le pidieron que no se demorara mucho porque tendrían que ir a buscarlo.
A pocos metros estaba la casa y cuando le abrieron la puerta, el chico no podía creer que la esposa del delantero fuera a recibirlo, Mateo Messi estaba detrás de ella y con toda su inocencia le preguntó “Tío, qué pasa”, con un claro modismo español.
“El delivery me contó que mientras entregaba el pedido estaba llorando. Y allí señala que Mateo salió corriendo y le dijo ‘pues tío, ¿qué pasa?’ y lo abraza”, señaló la encargada del lugar, que le entregó tres docenas de churros al campeón del mundo.
“Fue el mejor día de mi vida, sigo sin poder creerlo. Pienso en ese momento y se me vuelven las lágrimas a los ojos”, confesó el cadete a su jefa cuando llegó al local.
Aunque no pudo sacarse una foto con su ídolo, quedará en su memoria el recuerdo de la entrega que le hizo al astro argentino.