Durante la madrugada de este jueves, miles de personas en Nanterre, al oeste de París, y en los suburbios parisinos como Toulouse, Lyon, Niza y St. Etienne se manifestaron para repudiar la muerte de Nahel, un joven de 17 años que trabajaba como repartidor y que fue asesinado por un policía cuando intentaba huir de un control de tránsito.
La furia social francesa salió a las calles, expresando bronca por la discriminación, injusticia, racismo y desconfianza que tiene la policía con los ciudadanos, lo cual provocó cruces entre las autoridades policiales y los manifestantes.
De hecho, el Gobierno de ese país analiza declarar el «estado de urgencia», por lo cual pidió a los ministros que no se alejaran de París. Por su parte, la primera ministra Elizabeth Borne prefiere conseguir la calma antes de dicha declaración: «No estamos bajo las circunstancias de declarar el estado de urgencia», sostuvo.
En la noche de este jueves, desplegaron 40.000 policías y gendarmes en Francia y 5.000 de ellos en Paris y al menos 150 personas fueron detenidas en todo el país.
EL INICIO DE LA BRONCA CIUDADANA: QUÉ PASÓ CON NAHEL
Nahel, un joven de 17 años, recibió un disparo cuando se escapaba con su vehículo de un control policial. La autopsia afirma que murió por un tiro único, que atravesó el brazo izquierdo y el tórax de izquierda a derecha, dado que el agente disparó a su corazón.
En este sentido, la familia de la víctima convocó a una marcha blanca y de revuelta, mientras las autoridades piden calma y emoción.