La Universidad Católica Argentina (UCA) elaboró un informe sobre el estado emocional de los argentinos, con datos recopilados entre 2010 y 2022 y haciendo fuerte hincapié en el contexto internacional post pandemia. El documento presentado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina se denomina «Desigualdades y retrocesos en el desarrollo humano y social 2010-2022: El deterioro del bienestar de los ciudadanos en la pospandemia por COVID-19» y remarca los cambios notorios en los hábitos de las personas después de la pandemia, sobre todo en 2022.
“El año 2022 estuvo marcado por un contexto internacional adverso, sobre un escenario local recesivo, con alta inflación y desfavorable en materia de empleo que produjo la pérdida de ingresos y menor consumo de los hogares. Además, la poca mejoría respecto al año 2021 en el ámbito del empleo se debió al incremento de trabajos informales, a un subempleo inestable que empeora las condiciones del bienestar, de la salud, de los proyectos personales, desmejorando la mirada a las instituciones democráticas”, resume el informe.
Carolina Garófalo, una de las autoras del documento de la UCA, explicó en MDZ Radio: “Lo que trabajamos nosotros fue sobre el malestar psicológico, asociado a la ansiedad y la depresión en la población argentina. Tenemos datos de todo el país, podemos decir que el año pasado más de dos de cada 10 personas experimentaron malestar psicológico. Es un dato alarmante ya que es el más alto que hemos percibido desde nuestros estudios”.
“Hablamos de los sentimientos de angustia, de ansiedad y cansancio en la sociedad. En la post pandemia lo que pasó es que se experimentaron situaciones de crisis, laborales, cambios en las configuraciones familiares, lo que vemos es que los síntomas asociados a la angustia fueron en aumento”, señaló en Tardes de Frente.
“Es una tendencia que a lo largo de los años ha ido en aumento, pero el pico máximo fue el año pasado, que lo entendemos como que perseveraron y continuaron las dificultades y la sensación de crisis que hicieron que las consecuencias en salud mental persistan y alcancen su mayor pico en la salida de la pandemia”, agregó.
También explicó que “en base a nuestro último año de reclutamiento, entendemos que el contexto acompaña las carencias psicosociales. Pensando en el año pasado, se trató de un contexto internacional adverso, fue un escenario mundial de inflación, de dificultades en el empleo. Y si bien la emergencia sanitaria terminó, hay una situación socioeconómica de contexto que a su vez arrastra cuestiones de dificultad en el bienestar personal que hace que las personas no quieran proyectar”.
Garófalo admitió que “2 de cada 10 adultos no se sienten felices”. Además, insistió en que “lo que intentamos de nuestro lugar es poner en agenda y mostrar las deudas sociales que persisten en los ciudadanos argentinos”.
“Ante un escenario con estas características, lo que vemos es que cada vez hay más demanda y dificultad para conseguir turnos y asistencia, sobre todo en el sistema público. Y que la consulta de salud mental muchas veces queda relegada a estratos socioeconómicos mucho más favorables que otros”, añadió.
Sin embargo, no todas son malas noticias: “Vemos que la gente está más acompañada y ha necesitado más de las personas cercanas. Cada vez el contacto se volvió mucho más importante”, cerró.