Las elecciones presidenciales venezolanas que se celebrarán el próximo domingo ya se han convertido en un quebradero de cabeza para Brasil, no sólo por su proximidad geográfica. Y corren el riesgo de serlo aún más una vez se conozcan los resultados, sobre todo si Nicolás Maduro pierde y se niega a dejar el poder. En los últimos días, la escalada con Lula se ha disparado. Entrevistado el martes por agencias internacionales de noticias, el presidente brasileño dijo estar asustado por el “baño de sangre” anunciado por el presidente venezolano en caso de perder las elecciones. Agregó que “Maduro debe aprender que cuando se gana uno se queda, cuando se pierde uno se va”.
Para Lula fue un fuerte cambio de registro. Al día siguiente de las declaraciones de Maduro, el presidente brasileño había dicho, de hecho, todo lo contrario. “¿Por qué tengo que pelear con Venezuela? ¿Por qué tengo que hacerlo con Nicaragua? ¿Por qué con Argentina? Que elijan a los presidentes que quieran”, había dicho Lula durante un evento en San José dos Campos, en el interior del estado de San Pablo.
En cambio, se encuentra en Venezuela la asesora presidencial del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Juliane Furno, según informó el sitio de noticias Crusoé. Furno, a través del BNDES, envió un mensaje a Crusoé diciendo que está en Venezuela de vacaciones y por cuenta propia. Durante los anteriores gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, el BNDES financió varias obras en Venezuela construidas a través de la constructora Odebrecht, entre ellas el metro de Caracas. Según la operación anticorrupción Lava Jato, Odebrecht a cambio había pagado sobornos al Partido de los Trabajadores, el PT de Lula. Venezuela aún debe a Brasil 780 millones de dólares en préstamos impagados del BNDES. Mientras que los observadores electorales de la UE, por decisión de Maduro, no podrán participar en la votación venezolana, entidades brasileñas leales al régimen chavista han sido invitadas a Caracas. Entre ellas el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y el Centro Brasileño de Solidaridad con los Pueblos y de Lucha por la Paz (CEBRAPAZ), así como miembros brasileños de la Asamblea Internacional de los Pueblos y de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba Movimientos).
De hecho, las relaciones de Lula con el chavismo siempre han sido excelentes, incluso en su tercer mandato, pero con más estrategia política. Apenas un mes después que asumió, en febrero de 2023, el presidente brasileño envió a Celso Amorim a Caracas, prefiriendo no viajar en persona. Según el sitio de noticias Diario Las Américas, mientras en 2013 y 2018 Lula había publicado sus videos en las redes sociales llamando a los venezolanos a votar por Maduro, este año “aconsejado según varias fuentes en Brasilia por su esposa Janja” evitó hacerlo. Tras el acuerdo de Barbados de octubre del año pasado en el que EEUU levantó las sanciones a Venezuela a cambio de que Maduro garantizara elecciones democráticas, el gobierno brasileño optó por el camino del silencio. También ha guardado silencio en la ONU ante las acusaciones contra Maduro por su continua violación de los derechos humanos.
En cuanto a Lula, oscila en sus declaraciones, algunas de las cuales han creado polémica con la oposición al chavismo. En mayo de 2023, en un encuentro Brasilia con el presidente venezolano, el presidente brasileño aconsejó a Maduro construir “su propia narrativa”. “Visito lugares donde la gente ni siquiera sabe dónde está Venezuela, pero saben que Venezuela tiene un problema con la democracia. Así que tú Maduro necesitas construir tu narrativa”, había dicho. El pasado marzo, Lula también había dicho que la oposición en Venezuela no debía “estar sentada y llorar” después de que el Tribunal Supremo venezolano inhabilitara a la candidata María Corina Machado para las presidenciales. Además, el 21 de junio, la Fundación Perseu Abramo, brazo económico del PT, organizó en San Pablo un seminario con el Instituto Simón Bolívar, vinculado al régimen de Maduro, “para mostrar la solidaridad de Brasil de cara a las elecciones”.
Hace unos meses, Lula se había sumado a la iniciativa de su colega colombiano Gustavo Petro de elaborar una propuesta para garantizar “un pacto democrático” en Venezuela y una transición política pacífica, especialmente si gana la oposición, pero el documento nunca tuvo continuidad. Y mientras el presidente brasileño muestra ahora su distanciamiento de Maduro, su asesor Amorim se mueve en otra dirección, como demuestra una reciente entrevista concedida al diario O Globo desde Washington, donde estuvo la semana pasada para hablar de Venezuela con el asesor de Seguridad de Estados Unidos, Jake Sullivan. Amorim declaró a O Globo que las elecciones en Venezuela “serán una gran oportunidad para mostrar que la democracia está consolidada y que no hay razón para sanciones”. Recordemos que en el mismo viaje, Amorim comparó la pena de muerte en Estados Unidos con el trato que el régimen iraní impone a las mujeres, en una entrevista con Dan Baer, ex embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Baer reaccionó respondiendo que “hacer una equivalencia entre Estados Unidos y la aplicación de la pena de muerte y el régimen iraní no es moralmente respetable (…) y mina la credibilidad moral de quienes hacen tal equivalencia”.
Mientras Argentina, Costa Rica, Guatemala, Paraguay y Uruguay pidieron en conjunto “el cese del asedio, la persecución y la represión” contra los opositores, la administración brasileña minimizó lo sucedido en el país vecino y afirmó que el discurso del “baño de sangre” podría ser “sólo retórica” de Maduro. Fuentes diplomáticas revelaron a Infobae que Brasil sólo entrará en la cuestión venezolana después de la votación si es convocado por el gobierno de Maduro y la oposición, pero “dentro del espíritu del acuerdo de Barbados”. Sin embargo, está por verse cómo se comportará el gobierno de Lula si, realmente, tras la votación venezolana habrá “un baño de sangre”, como amenazado por Maduro si perdiera. Mientras tanto, el ejército brasileño lleva una semana reforzando la frontera con Venezuela en el estado de Roraima, también gracias a misiles Spike LR2 de fabricación israelí, que llegaron hace unos días directamente desde Tel Aviv a bordo de un avión de transporte táctico, el Embraer KC-390 de la Fuerza Aérea Brasileña.
Los misiles podrían ayudar a Brasil a hacer frente a los blindados venezolanos en caso de que Maduro decida escalar la situación en Venezuela invadiendo el Esequibo, la región en disputa con Guyana. Desde hace semanas, recordamos, el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Bolivariana, Domingo Hernández Lárez, no ha dejado de celebrar en sus redes sociales tanques y hasta de un “tancódromo”, un lugar de entrenamiento militar para el uso de blindados en la isla de Anacoco, en la confluencia del río Cuyuní y el río Venamo, en la frontera con Guyana.
En caso de que Maduro gane o se niegue a ceder el poder, el estado brasileño de Roraima, fronterizo con Venezuela, corre el riesgo de ser invadido por miles de venezolanos que huyen, más que hasta ahora, como muchos ya han hecho. Desde 2015, de hecho, Roraima es la principal puerta de entrada de los ciudadanos venezolanos que huyen del régimen de Maduro. Sólo en 2023, de los 71.198 extranjeros que buscaron refugio en Brasil, el 95% eran venezolanos. El éxodo a lo largo de los años no ha sido fácil. Uno de los estados más pobres de Brasil, Roraima, se ha enfrentado a epidemias y a un aumento de la delincuencia organizada, ya que los emigrantes han sido infiltrados por miembros del temido Tren de Aragua, el grupo criminal venezolano más importante, incluido recientemente en la lista negra del Tesoro estadounidense de las principales organizaciones criminales transnacionales. Brasil corre el riesgo de no estar preparado para un nuevo éxodo masivo de venezolanos aún más desesperados y que huyen del “baño de sangre” de Maduro.
Fuente: Infobae