Luego de que el equipo económico saliera a poner paños fríos a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para conseguir un programa nuevo que incluya financiamiento adicional para engrosar las reservas del Banco Central, la agenda con el organismo continuó en los últimos días con reuniones con el equipo técnico del FMI en el marco de las revisiones trimestrales, mientras que el ministro Luis Caputo viajará a fin de mes a Washington para participar de la asamblea anual.
Los contactos son diarios pero a distancia, según aseguró en las últimas horas el viceministro de Economía José Luis Daza, que desde que asumió formalmente su función en el Palacio de Hacienda hace tres semanas se colocó al frente de la mesa de interlocución con el Fondo Monetario. El propio organismo también hizo un cambio de piezas en la relación con el gobierno argentino al habilitar a Luis Cubeddu, jefe de la misión, como negociador principal tras el desplazamiento de Rodrigo Valdés de ese rol.
El secretario de Política Económica aseguró, consultado sobre si el Poder Ejecutivo avanzará con un nuevo acuerdo, respondió: “Hay una decisión que tenemos que tomar. Estamos en la 9° y 10° revisión con reuniones técnicas todos los días. Hay un momento en que el Gobierno argentino va a tener que decidir si queremos un programa nuevo o simplemente terminamos con este. Dependerá de las condiciones en que esté la economía en ese momento”, dijo en declaraciones a LN+.
Desde el Palacio de Hacienda confirmaron que el contacto en los últimos días es diario. Hay en la mesa de discusión dos instancias distintas para evaluar: la novena revisión observará el cumplimiento de las metas (principalmente las de acumulación de reservas y de superávit fiscal) de junio, que el Gobierno descuenta que fueron alcanzadas, y las de fines de septiembre a través de la 10° revisión. En este caso el mínimo de divisas netas en las arcas del BCRA habrían quedado más de USD 2.000 millones por debajo del número indicado.
En el mercado consideran que, al tratarse del primer incumplimiento de alguna de las metas cuantitativas principales desde el cambio de Gobierno -el Ejecutivo modificó los objetivos para hacerlos incluso más exigentes de lo que establecía el acuerdo original-, habrá algún waiver (dispensa) de cumplimiento que no tendrá consecuencias en la negociación.
Una posibilidad que surgió en las últimas semanas es la de unificar esa novena y décima revisiones, lo que Daza terminó por confirmar este miércoles. Los tiempos dejaron de ser tan apremiantes para las dos partes, por lo que desde un importante despacho oficial arriesgaban incluso que si el Gobierno finalmente decidiera avanzar con un acuerdo nuevo, todo el proceso pendiente podría resolverse en simultáneo. “El Fondo Monetario es bastante flexible con ese tipo de cuestiones burocráticas”, apuntó la fuente. En la mira hay un desembolso de algo más de USD 1.000 millones en caso de que esas dos revisiones juntas sean aprobadas por el directorio del organismo.
A fin de año finalizará, tras dos años y medio de duración, esta etapa del programa Extended Fund Facility (EFF) en el que el FMI fue girando a la Argentina los dólares suficientes para cubrir los vencimientos del anterior acuerdo –el Stand By de 2018– ante la imposibilidad del país de contar con dólares propios para afrontar esa deuda.
La próxima etapa incluye la devolución de los USD 45.000 millones, que el Estado todavía debe, entre 2026 y 2032. La versión con mayor insistencia planteaba que la puerta de una negociación hacia un acuerdo nuevo se abriría en las próximas semanas, pero por las palabras de Caputo ahora parece perder fuerza.
“Primero tenemos que pedirlo, no decidimos todavía lo que vamos a hacer”, había respondido hace algunos días Caputo ante una consulta en una entrevista, también, en LN+. “Ahora tenemos la novena y décima revisión que podemos hacerlas juntas o no, y en función de cómo evolucionen otras variables de la economía, pediremos o no un nuevo programa, con el objetivo de que haya nuevos desembolsos”, concluyó al respecto. En el Gobierno aseguran que parte de esa disyuntiva se responderá de acuerdo a cómo evolucione el frente financiero y cambiario de los próximos meses.
La incógnita a despejar será si el clima financiero favorable de las últimas semanas abrirá una ventana, por ingreso de dólares, para que el Estado consiga refinanciar su deuda –y así hacer innecesario un préstamo de bancos– y desarmar con mayor firmeza el cepo, o si será mandatorio contar con un refuerzo de divisas que provenga del FMI para hacer un movimiento de shock para terminar con los controles cambiarios.
En ese marco, está previsto que el jefe del Palacio de Hacienda encabece la comitiva argentina que participará de la Asamblea Anual del Fondo Monetario y del Banco Mundial, que se desarrollará en la semana entre el 21 y 26 de octubre próximo. La agenda oficial en Washington aún no está oficializada, pero en ese foro Caputo y sus funcionarios coincidirán con la titular del organismo Kristalina Georgieva y su segunda al mando del FMI, Gita Gopinath. La foto o el mensaje que acompañe a ese eventual encuentro podrá dar alguna pista sobre qué es lo que viene para la relación entre Buenos Aires y Washington y si la consecución de un acuerdo nuevo es la vía natural o quedará reservada como un plan B.
Fuente: Infobae