La obra social de los jubilados y pensionados, PAMI, es la institución de salud más grande de Argentina y también de Latinoamérica. Con sus más de 5,3 millones de afiliados es el principal financiador del sistema de salud del país, por lo que todas las medidas de cambio que se introduzcan afecta al equivalente, en volumen de beneficiarios, del sistema sanitario de Noruega o Irlanda.
La institución está experimentando desde el inicio del actual gobierno un proceso de cambio con un enfoque centrado en la gestión técnica, bajo la dirección de un profesional de carrera dentro de la obra social, algo que ocurre por primera vez desde su fundación en 1971, ya que hasta ahora el máximo cargo de conducción siempre lo ocupó un funcionario político designado por el Ejecutivo de turno.
En un diálogo que mantuvo con Infobae, el director ejecutivo del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP), Esteban Leguízamo, delineó los pilares de su gestión; aseguró que aún no finalizó el recorte de cargos jerárquicos políticos que inició a comienzos de años; e hizo hincapié en que está llevando adelante medidas para reordenar la administración y optimizar el uso de los recursos disponibles con el objetivo puesto, dijo, en mejorar la eficiencia en las prestaciones. Además, optó por llamar “readecuación” al recorte de fármacos dentro de la cobertura al 100% llevado a cabo en los últimos meses y dejó entrever que se podría avanzar en la quita de nuevas moléculas de ese paquete de beneficios, aunque también es posible que se incluyan nuevos en ese vademécum.
La presencia de una población cada vez más longeva, como un fenómeno global y no solo de Argentina, es otro de los temas que, afirmó, está comenzando a ocupar a la administración de la obra social de jubilados y pensionados, lo que se enmarca también en la gestión de recursos finitos para gastos cada vez mayores. El PAMI, según dijo Leguízamo, tiene 1,1 millones de beneficiarios de más de 80 años, una edad a partir de la cual la demanda de prestaciones médicas se eleva exponencialmente y para lo cual aseguró que se está comenzando con la planificación de políticas de prevención en salud.
Leguízamo es médico pediatra graduado en la Universidad de Buenos Aires, especializado en salud pública y auditoría médica y desde 2005 forma parte del INSSJP. Antes de ser convocado por el gobierno de Javier Milei para hacerse cargo de la institución, fue Director Ejecutivo de la Unidad de Gestión Local (UGL) VI de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Al definir su propio perfil, el titular del PAMI destacó a este medio que su “enfoque para la gestión es puramente técnico. No participo en política”, aseguró.
Los medicamentos con cobertura al 100% y su futuro
En junio pasado, el PAMI eliminó 11 moléculas del listado de medicamentos con cobertura total, de un total de 167 incluidas originalmente. En agosto, la obra social de los jubilados avanzó con una nueva reducción de ese vademécum, excluyendo otras 44 moléculas. De esta forma, la medida abarcó un tercio en la cantidad de fármacos que se ofrecían de forma gratuita.
— ¿Van a seguir avanzando en la quita de coberturas al 100%?
— No sé. Las decisiones pueden variar. Es prematuro afirmarlo, esto puede cambiar día a día. El tema que quiero dejar bien claro, porque ha dado mucho que hablar estos últimos días, es que acá no se saca el medicamento, se readecuan las coberturas. Entonces, todas las enfermedades crónicas y oncológicas, que son programas que ya tenía la institución, continúan al 100%. La gestión de nuestras coberturas es muy dinámica y se ajusta constantemente para preservar la eficacia y responder a las necesidades reales de nuestros afiliados. La diferencia en la gestión técnica de nuestra institución asegura que se mantenga la calidad y precisión en la cobertura que ofrecemos, incluso con estos cambios.
Además, —continuó— “algunos medicamentos de patologías simples y de corto tratamiento pasaron a tener la cobertura histórica del PAMI, que es del 80% y del 50%. Esta cobertura es la más alta del sistema de salud, no solo por los porcentajes de 80% y 50%, sino porque el precio de venta del medicamento para los afiliados del PAMI es inferior al precio de venta al público, es un precio de venta al PAMI que más o menos está entre el 30% y el 35% menos. Sobre esta reducción es que tenemos los descuentos del 80% y del 50%”, explicó.
Para quienes necesiten de esos fármacos que ya no cuentan con la cobertura total, Leguízamo garantizó que el instituto continúa ofreciendo el subsidio social vigente desde hace 20 años, aunque también “readecuado”, dijo. “Damos la posibilidad que si no lo pudiera pagar tramita el subsidio social que hemos flexibilizado y accede también al 100% de descuento”, afirmó. “Los beneficiarios que no puedan afrontar los costos pueden tramitar este subsidio, que cubre el 100% del valor”, remarcó el directivo, a la vez que señaló que el acceso al subsidio social es flexible y su trámite es “sencillo”.
Aunque algunas moléculas fueron sacadas de la cobertura completa, el director del PAMI explicó que “se incorporaron muchos medicamentos nuevos de alto costo”. Según dijo, la obra social está incluyendo “tratamientos innovadores en áreas como oncología, diabetes, hipertensión y control del colesterol. A veces, al incorporar una nueva droga oncológica, terminamos ahorrando dinero debido a los convenios con la industria farmacéutica. Esta innovación resulta más económica que los tratamientos anteriores, lo que genera un ahorro”.
Según Leguízamo, la disponibilidad de ciertos fármacos dentro de los descuentos del 100% implicaba una “sobre cobertura” que es algo que “siempre predispone al abuso”. “Cuando hablamos de esta readecuación estamos hablando de aloe vera, de cremas dermatológica, etc., así y todo damos la posibilidad de los subsidios sociales”.
—¿Qué cambios en las coberturas pueden esperar los afiliados en los próximos meses?
—No hay cambios significativos a la vista en términos de nuevas coberturas. Sin embargo, es fundamental entender que el manejo de los medicamentos, especialmente los oncológicos, se actualiza constantemente, junto con los especialistas. Aunque se habla mucho de reducción de cobertura, en realidad estamos readecuando e incorporando tratamientos de alto costo. La gestión de la institución es técnicamente sólida y está dirigida por primera vez desde su creación en 1971 por un profesional interno, no por un político.
Cambios en la estructura administrativa
En febrero pasado la actual gestión del PAMI inició una reducción en su estructura jerárquica, al eliminar 30 puestos de gerentes y subdirectores que percibían sueldos de alrededor de tres millones de pesos mensuales. Esta medida afectó al 24,18% de los rangos jerárquicos y formó parte de un plan para reducir cargos políticos y utilizar los recursos del instituto de manera más eficiente. La reducción en la estructura de la institución, que cuenta con más de 12.000 empleados, también incluye una disminución del 75% en Secretarías y Dirección Ejecutiva y del 33% en Gerencias. Se prevé que el número total de cargos directivos se reduzca a 90 tras el rediseño administrativo.
“Al inicio de nuestra gestión se eliminaron muchas gerencias que eran más políticas que técnicas. Ese reordenamiento ya concluyó en lo que respecta a la estructura a nivel central. Ahora, las gerencias están compuestas por personal de carrera”, dijo Leguízamo y adelantó: “Pronto implementaremos cambios en la estructura de las UGL, que son las Unidades de Gestión Local, junto con las agencias. Estos cambios implicarán la reducción de algunos cargos de índole netamente política”, adelantó Leguízamo.
Esa reducción de cargos, explicó, implicará “un ahorro en el gasto en la estructura administrativa de un 20% en materia de sueldos y demás”, subrayó.
¿Cómo responde el PAMI ante una población cada vez más longeva?
Leguízamo insistió en que está administrando “recursos limitados”, en contraposición con las “demandas que pueden ser infinitas”. Y mencionó un desafío que ya está aquí, pero que se profundizara en el futuro, que es el “envejecimiento” de la población, un fenómeno mundial del que no es ajeno la Argentina, e impacta de lleno en los sistemas de salud, entre ellos el PAMI.
Esto significa un gran desafío “en la gestión futura de instituciones como la nuestra, especialmente porque el consumo de servicios médicos y medicamentos aumenta considerablemente después de los 75 años, y exponencialmente después de los 80. Actualmente, contamos con 1,1 millones de afiliados mayores de 80 años. Estamos viendo la necesidad de una mirada que vaya más allá de lo curativo, si no que fortalezca y desarrolle políticas de prevención”.
“Es que estamos mirando el envejecimiento, que no solamente es un problema de la Argentina, es un problema que está sufriendo el mundo moderno, pero en el caso nuestro es llamativo cómo está habiendo un descenso de la natalidad concomitantemente con un aumento de la sobre vida”, advirtió. “Estamos viendo ya afiliados nuevos que ingresan con 65 años y que sus padres también son afiliados con 90 años”, describió.
Por eso “estamos enfocándonos en trabajar con nuestros afiliados para promover políticas de cuidado relacionadas con la alimentación, el alcohol, el cigarrillo y el sedentarismo. Es crucial en la edad adulta mantener o incorporar hábitos que contribuyan a una vida más saludable y a reducir la incidencia de enfermedades”, cerró.
Fuente: Infobae