El fiscal Alessandro Diddi de la ciudad del Vaticano le solicitó a un tribunal que declare culpable al cardenal Ángelo Becciu por corrupción y lo condene a siete años y tres meses de cárcel por una supuesta vinculación a una operación inmobiliaria en Londres.
El juicio dónde el cardenal de 75 años está imputado, junto a otras 10 personas, se inició hace dos años por la compra irregular de un edificio en Londres por parte de la Secretaría de Estado, dónde se desempeñaba como secretario para los Asuntos Generales. Tras el pedido del fiscal, la decisión del tribunal se espera para fin de año.
En 2020, el Papa Francisco destituyó a Becciu de otro alto cargo clerical por presunto nepotismo y, hasta ahora, es el individuo de más alto rango en el Vaticano afrontando un juicio.
Durante una declaración publicada antes de que la fiscalía hiciera su alegato, el cardenal dijo que estaba «dolido» por la forma en que Diddi lo había pintado como un personaje siniestro.
«Siempre he trabajado por el bien de la Iglesia y he dedicado toda mi vida a ella. Soy inocente no sólo porque nunca he robado un céntimo, sino porque ni me he enriquecido ni he enriquecido a miembros de mi familia», expresó.
Becciu también fue despojado de lo que el Vaticano llama «derechos asociados a ser cardenal» como el derecho a participar en un cónclave secreto para elegir al próximo Papa tras la muerte o renuncia de Francisco.
Antes de ser despedido, Ángelo Becciu era uno de los hombres más poderosos del Vaticano. Fue subsecretario de Estado de 2011 a 2018 y luego jefe del departamento del Vaticano que estudia a los posibles candidatos a la santidad desde 2018 hasta su despido en 2020.