A casi un año de la implementación de la Ley de Etiquetado Frontal, que fue sancionada en octubre de 2021 e implementada en agosto del 2022, muchos todavía desconocen de qué se trata esta norma que tiene como fin que los alimentos procesados con algún tipo de exceso lleven un sello que aclare al consumidor su condición.
El dato se desprende de un informe de la consultora privada Shopapp que, con el objetivo de monitorear cómo impacta en el consumo la aparición de productos con octógonos en las góndolas, hizo un relevamiento sobre mil encuestados a través de una aplicación móvil.
El informe no es el primero, sino el tercero de una serie que comenzó en diciembre del año pasado y que, a través del tiempo, muestra cómo evoluciona el conocimiento y la conducta de los consumidores respecto a esta Ley. El 75% de los encuestados escuchó hablar alguna vez del tema. Esto es un 5% más que en febrero y un 11% más que en diciembre del año pasado, sin embargo sólo el 28% dice saber «bastante» o «mucho» sobre la regulación, mientras que el 55% dice entender «algo» y el 18% asume «conocer poco».
El último estudio se había llevado a cabo en febrero de este año. A diferencia de aquel entonces, la cantidad de personas que declaran leer etiquetas ascendió a un 77%, lo que representa 7 puntos más. Otro dato del informe es que el nivel de acuerdo con la Ley de Etiquetado cayó rotundamente desde su implementación. El 67% acuerda con la ley, 13 puntos menos que el acuerdo registrado en febrero. Los azúcares, las grasas saturadas y el exceso en sodio son las tres cosas que más preocupan a los consumidores.
Azúcares, grasas saturadas y exceso en sodio, las etiquetas que más preocupan
A favor o en contra, pero por qué
Las voces a favor y en contra están en las antípodas. Los que defienden la Ley tienen varios argumentos para hacerlo, pero se encuentran exactamente en el polo opuesto a los que se oponen. Sin ningún gris. De acuerdo a Shopapp, «el 43% de las personas que acuerdan lo hacen porque creen que ayuda a conocer mejor lo que comemos, el 21% porque considera que obliga a las empresas a vender alimentos más sanos, el 19% porque incrementa su libertad para consumir y el 16% porque considera que va a contribuir a resolver problemas de obesidad y sobrepeso».
Del otro lado están los que rechazan la norma que, a través del tiempo, modificaron sus argumentos. Mientras en febrero la principal razón de rechazo tenía que ver con la preocupación acerca de cómo afectaría a las compañías productoras de alimentos hoy está vinculada a la falta de confianza en la implementación. El 35% está en contra por esto. Además, se suman los que piensan que la sanción no ayuda a resolver problemas como obesidad o malnutrición (34%) y los que afirman que con los octógonos se afecta a la libertad de mercado (7%) o se perjudica a las empresas (6%).
Galletitas dulces, gaseosas y mermeladas, en peligro
Aunque sólo el 33% de los encuestados dijo haber modificado sus hábitos alimenticios por la Ley de Etiquetado Frontal, el impacto de este porcentaje se siente en una gruesa lista de productos como los que más dejaron de consumirse. A continuación el detalle y en qué porcentaje bajó:
Galletitas dulces: 55%
Gaseosas: 44%
Mermeladas y untables dulces: 32%
Snacks salados: 31%
Cereales, granolas, barras de cereal: 29%
Aderezos y salsas: 28%
Postres, golosinas y chocolates: 26%
Alimentos congelados: 22%
Jugos: 20%
Quesos y fiambres: 18%
Panificados y galletas saladas: 17%
Pastas, arroz, legumbres: 12%
Fuente: MDZ