Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) desarrollaron un parche innovador hecho de colágeno, combinado con extractos de cannabis y nanopartículas de plata. Este parche, diseñado con tecnología 3D, busca mejorar la cicatrización de heridas complicadas, como úlceras diabéticas o quemaduras graves.
“Desde hace tiempo, venimos trabajando con heridas difíciles de curar. Descubrimos que usar antioxidantes ayuda a contrarrestar el daño oxidativo que puede aumentar la inflamación y retrasar la cicatrización”, explicó Martín Desimone, investigador del Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (UBA-CONICET).
El equipo eligió el extracto de cannabis porque contiene moléculas antioxidantes, como los cannabinoides y flavonoides. “Usamos el extracto completo porque sus moléculas trabajan juntas para potenciar el efecto terapéutico, lo que se conoce como ‘efecto séquito’”, agregó Desimone. Además, el cannabis también aporta propiedades antibacterianas y analgésicas, esenciales para evitar infecciones y reducir complicaciones en heridas crónicas.
Para tratar este tipo de heridas con moléculas y nanopartículas, el equipo de la UBA recurrió a hidrogeles. “Son materiales hechos de biopolímeros, como pueden ser colágeno, gelatina, etc. Por un lado, el hidrogel puede ser utilizado como sistema de liberación de estas moléculas y nanopartículas con actividad terapéutica, las cuales, de esa forma mejoran su eficacia. Y, por otro lado, la ventaja que tienen estos geles es que son materiales biocompatibles, que ayudan al crecimiento celular, es decir a reconstituir la piel”, explicó Desimone.
Avances recientes
Hasta hace apenas un par de años, este hidrogel se colocaba en forma de parche sobre la herida y, si bien tenía una vida útil mayor a la de un parche convencional, había que cambiarlo por uno nuevo con una periodicidad que podía llegar a ser semanal, con el riesgo de contaminación y remoción de tejidos que esto podía implicar.
“Por eso avanzamos hacia la incorporación de la tecnología de impresión 3D. Ahora, esos geles que preparamos en el laboratorio ya los podemos imprimir en una estructura tridimensional, más bien blanda, que diseñamos previamente, para obtener la estructura deseada. Y esta estructura creada en 3D, una vez colocada, ya no hay que retirarla, sino que la misma piel la va reabsorbiendo”, contó el científico.
Otro beneficio que posee este hidrogel en 3D es que no solo puede ser personalizado en cuanto a la forma fisonómica que requiera el paciente, sino también en lo que hace a sus propiedades curativas.
“Se puede aplicar un antibiótico en particular. Así como también se puede variar la dosis de los mismos y, al hacer la impresión en diferentes capas, también se logra hacer una liberación programada de dichas dosis, para que se vaya incorporando al organismo en forma progresiva y así evitar aplicaciones sucesivas”, afirma el docente.
En cambio, si se tratase de heridas más comunes y que requieran un tratamiento menos complejo, “muchas de estas estructuras en 3D podrían ser estandarizadas, tanto en su forma y tamaño como en su composición medicinal, por lo que no sería arriesgado decir que, cuando haya concluido el proceso de pruebas, pueda llegar a venderse como un producto en una farmacia”, explicó Martín Desimone.
Una de las últimas pruebas que está llevando a cabo el equipo de investigación tiene que ver con la evaluación de posibles rechazos del sistema inmune. En este sentido, Desimone explicó que comenzaron a hacer las impresiones en lo que se llama biotintas, “las cuales ya llevan en su interior células vivas, en muchos casos del mismo paciente, lo que acelera el proceso de cicatrización de la herida y disminuye la tasa de rechazo del hidrogel”.
Incluso, a futuro, el equipo tiene como nuevo horizonte comenzar investigaciones para impresión de huesos. “Nosotros trabajamos principalmente con tejidos blandos. En caso de querer hacer algo parecido pero para huesos, se podría hacer, pero habría que trabajar con otro tipo de tintas para impresión en 3D. Eso es algo que tenemos planificado a futuro, ya que la idea es empezar una investigación en ese sentido para colaborar con la Facultad de Odontología”.
En lo que respecta a la financiación de la investigación, Desimone comentó que “está complicada en este contexto, con montos que están desactualizados en este momento, sobre todo con relación al costo de los insumos. Tenemos proyectos UBACyT, pero está difícil conseguir financiamiento de otras instituciones”. Sin embargo, el profesor celebra la concreción de un nuevo proyecto, en este caso UBANEX, de extensión universitaria, que se llama Cannabis sativa, de la planta a la comunidad. “La finalidad del mismo es acercar a la comunidad, a partir de varios encuentros, el conocimiento sobre los beneficios que tiene la planta de cannabis, así como la importancia de los controles de calidad y de contar con materiales óptimos para su utilización”, concluyó el investigador.
Fuente: TN