Las autoridades sanitarias japonesas confirmaron que la mujer, de 70 años, falleció después de contraer el virus Oz, «lo que la convierte en la primera muerte del mundo por esta infección, que se deduce, ha sido transmitida por estos parásitos».
Según consignó la agencia Europa Press, «la mujer ya había acudido al centro médico de Ibaraki (una de las cuarenta y siete prefecturas en que se divide Japón) durante el pasado verano, después de experimentar síntomas como fiebre, fatiga y vómitos. Allí le diagnosticaron neumonía, le dieron un tratamiento, pidiéndole que se recuperara en casa».
«Después que su condición empeorara, la hospitalizaron y se encontró una garrapata hinchada en la parte superior de su muslo derecho», detalló Kiodo News, una cadena televisiva con sede en Tokio, agregando que la paciente a causa de una miocarditis 26 días después de ser hospitalizada.
El virus Oz estaba presente en las células del músculo cardíaco. «En la actualidad no existe una vacuna contra este virus, que solo se encontró en Japón, aunque estar infectado no es necesariamente fatal, pero si se deberán realizar más estudios sobre sus síntomas y peligros», explicó el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Tokio.
«El virus fue descubierto en 2018 y se cree que se transmite a través de las mordeduras de la garrapata, una especie muy común en todo la nación insular del océano Pacífico», aseguró la agencia Jiji Press.
Por su parte el Ministerio de Salud de Japón, que anunció oficialmente como «el primer caso en el mundo en el que un ser humano desarrolló síntomas como resultado de una infección con el virus Oz», aclaró no obstante, que no se confirmaron hasta ahora otros casos de personas que hubieran fallecido a causa del virus.
Las garrapatas son fundamentalmente parásitos que se alimentan de sangre de los mamíferos, y que se encuentran frecuentemente en pastos altos. Son vectores de múltiples enfermedades, muchas de sus larvas atacan al ganado y es difícil detectar su presencia, solo llega a notarse cuando ya miles se han adherido al animal, haciendo difícil su erradicación.