Luego de varias negociaciones y acuerdos con la oposición dialoguista, la Cámara de Diputados hará la revisión final del proyecto de Boleta Única, que ya fue aprobado por el Senado, y el Gobierno confía en que se convierta definitivamente en ley, aunque si lo logra, deberá modificar todo el calendario electoral, incluidas las fechas en las que se va a votar el año próximo.
De acuerdo con lo que precisaron a Infobae fuentes de la Casa Rosada, una de las dificultades que surgen a partir de esta iniciativa es la impresión de las papeletas, que al ser un solo modelo, es una tarea que quedaría en manos del Estado y ya no de los partidos políticos, como ocurre hasta ahora.
Además, se aclara que las mismas se harán “en papel no transparente y con la indicación gráfica de sus pliegues a fin de facilitar su introducción en la urna y que la Cámara Nacional Electoral establecerá un modelo base para todos los distritos, aunque cada Junta Electoral Nacional lo adaptará y la diseñará de acuerdo a la oferta electoral de su distrito pudiendo modificar las pautas establecidas”.
El problema en este caso surge porque solamente cinco empresas en todo el país están en condiciones de llevar adelante la impresión de estas papeletas, debido a su tamaño y la cantidad que se necesitan para cubrir a todo el padrón.
Por este motivo, las autoridades deberán adaptar todo el calendario electoral, por lo que, por ejemplo, la duración de las campañas se ampliarán de 50 a 60 días; la presentación de listas deberán hacerse 70 días antes de las PASO, en vez de los 50 actuales, y las alianzas tendrán que informarse 80 días antes de los comicios, en vez de 60.
No solamente esto, sino que, además, el artículo 20 de la norma indica que “la convocatoria a elecciones primarias la realizará el Poder Ejecutivo nacional con una antelación no menor a los noventa (90) días previos a su realización” y que “deben celebrarse el primer domingo de agosto”.
Es decir, si finalmente el Congreso sanciona el proyecto, en el 2025 las PASO se organizarán para el 3 de agosto, en lugar del 10, como sucedió desde su creación, con algunas excepciones, como en la pandemia.
Esta decisión, según anticiparon funcionarios que estarán al frente del proceso, se tomó con el objetivo de que las primarias estén lo más alejadas posibles de las generales, para que las imprentas con capacidad para imprimir las Boletas Únicas de Papel tengan tiempo suficiente para hacerlo.
Siguiendo con lo que detalla el texto de la iniciativa, se deberá imprimir “una cantidad igual al número de electores correspondientes al padrón electoral, más un cinco por ciento adicional para reposición en caso de contingencias”.
“En cada mesa electoral se dispone de igual número de boletas únicas que de personas habilitadas para votar, cifra a la que se le adiciona el porcentaje adicional establecido en este artículo”, establece esta propuesta.
En cuanto a los comicios de octubre, el día de la votación no cambiará, serían el 22 de ese mes, y las campañas de los partidos para ese acontecimiento se iniciará 60 días antes de esa fecha y finalizará 48 horas antes de la votación, como es habitual.
El Gobierno aspiraba a debatir también la eliminación de las PASO, que hubiera significado que no se tuviera que modificar tanto el calendario electoral, ya que no hubiera habido problemas para la impresión de las listas, pero finalmente desistió de avanzar con esa discusión, al no tener consenso suficiente en el Congreso.
En las próximas elecciones, la Argentina elegirá 24 senadores y 127 diputados nacionales, además de legisladores provinciales y, en algunos casos, gobernadores (Santiago del Estero y Corrientes) y autoridades municipales.
La cámara de Diputados sesionará el martes próximo para debatir en el recinto el proyecto de ley de Boleta Única de Papel, que ya fue aprobado por el Senado y que, si pasa esta última revisión, podrá ser utilizado en los comicios del 2025.
Tal como precisó Infobae, el lunes por la tarde se reunirá el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales, de Justicia y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara Baja para dictaminar sobre el proyecto y que esté listo para ir a votación.