Las comidas abundantes y copiosas son un clásico en las fiestas de Nochebuena y Navidad que, además, están frecuentemente regadas con alcohol y, aunque son buenas fechas para dejar un poco de lado algunos cuidados que tenemos en nuestra alimentación durante el año, es conveniente tener en cuenta que estos excesos pueden dañar nuestra salud.
El exceso de comida en general o de ciertos alimentos en particular, así como el riesgo de contaminación de algunos ingredientes son las principales causas de los problemas más comunes, junto con el abuso del alcohol. Los especialistas destacan seis problemas digestivos que pueden generarse tras los festejos y cómo deberíamos tratarlos si aparecen.
Los seis problemas digestivos más comunes
- Simple indigestión. Quizás el problema digestivo más común es lo que conocemos técnicamente como dispepsia, que no es otra cosa que una indigestión. Como indica el manual diagnóstico MSD, uno de los recursos de información médica más usados del mundo, es fácil de reconocer: una molestia en el abdomen superior, sensación de saciedad aunque no se haya comido demasiado y otros síntomas relacionados con la parte superior del tracto digestivo, como náuseas, vómitos o acidez. En condiciones normales, se produce por comer en exceso o por consumir mucha cantidad de ciertos alimentos difíciles de digerir (por ejemplo, por su alto contenido en grasa). La dispepsia por estos motivos no requiere tratamiento, pero si aparece de forma habitual y sin que parezca haber un motivo claro puede ser un síntoma de un problema más grave, por lo que debería ser evaluada por un médico digestivo.
- Intoxicación alimentaria. Otro problema habitual son las intoxicaciones alimentarias, que derivan del consumo de alimentos contaminados y poco cocinados. En concreto, la Clínica Mayo estadounidense destaca que los pescados, los mariscos y la carne son especialmente vulnerables ante microorganismos como virus y bacterias, que después infectan el tracto digestivo. La gravedad de la intoxicación varía ampliamente según el agente patógeno concreto. Las más leves tienden a cursar sólo con síntomas inespecíficos del tracto digestivo inferior (especialmente diarrea) y a veces náuseas y vómitos. Si estos son los únicos síntomas y no se prolongan mucho en el tiempo (vómitos y diarreas más de 10 horas), puede ser suficiente sólo con la reposición de líquidos para evitar la deshidratación. En cambio, si los signos de la intoxicación duran, si aparece fiebre, si aumenta la frecuencia cardíaca (latido del corazón acelerado) o si aparece cualquier otro síntoma preocupante es imprescindible acudir al médico para que determine la etiología específica y trate la afección en consecuencia.
- Reacciones alérgicas. Ciertos alimentos, incluyendo frutas, mariscos o frutos secos como los presentes en los dulces navideños pueden producir en algunas personas reacciones alérgicas que pueden llegar a revestir mucha gravedad. Según la misma fuente, esto puede darse en personas que nunca previamente habían mostrado ningún problema al comer estos ingredientes. Las reacciones alérgicas más leves pueden consistir en reacciones cutáneas localizadas o picor leve en la cavidad bucal, y pueden tratarse con antihistamínicos de venta libre. Sin embargo, si aparecen síntomas más graves (reacción cutánea generalizada, problemas respiratorios súbitos, dificultad para tragar, picor o escozor intenso en la boca, inflamación de la lengua, descenso de la tensión) estamos ante una urgencia médica que requiere atención inmediata.
- Intolerancias alimenticias. Son distintas a las reacciones alérgicas: como explica la Clínica Mayo, mientras que en las primeras el sistema inmune reacciona de manera desproporcionada contra algo que interpreta que supone una amenaza, en las segundas el sistema digestivo simplemente tiene dificultades para procesar un determinado alimento. Es raro que aparezcan de manera súbita, y normalmente se detectan en evaluaciones digestivas completas a personas que muestran síntomas gastrointestinales de manera recurrente. En este sentido, los síntomas comunes son gastrointestinales del tracto inferior (gases y diarrea de aparición rápida tras ingerir el alimento desencadenante) y el tratamiento consiste en la eliminación del elemento problemático de la dieta. La más común es a la lactosa (presente en los lácteos) pero también puede darse a la fructosa (en las frutas), al gluten (en ciertos granos, especialmente el trigo) y otros alimentos.
- Reflujo y acidez. Las comidas copiosas o ciertos alimentos y bebidas muy ácidos (como la sidra o el champán) pueden en ocasiones producir reflujo gastroesofagal en algunas personas. Como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, se trata de una condición en la cual el ácido del estómago ingresa en el esófago (el conducto que comunica la boca con el estómago), irritando sus tejidos. Este problema, cuando es puntual, puede aliviarse simplemente con antiácidos de venta libre, y precauciones como dormir apoyado en el lado izquierdo del cuerpo pueden ayudar a minimizar las molestias. No obstante, si se vuelve recurrente es conveniente acudir a un profesional.
- Resaca. La resaca, según explica el Instituto Nacional de Estados Unidos para el abuso de alcohol y el alcoholismo, es un conjunto de síntomas que sufrimos como consecuencia del consumo excesivo de alcohol. Esta definición incluye molestias como cansancio, debilidad, sed, dolor de cabeza, dolores musculares, náuseas, dolor de estómago, vértigo, sensibilidad a la luz y el sonido, ansiedad, irritabilidad, sudores y presión arterial alta, que varían en su frecuencia e intensidad de persona a persona. A pesar de que hay muchos remedios caseros para la resaca que forman parte de la cultura popular, por desgracia en principio no es posible tratar las resacas y la única manera de evitarlas es abstenerse del consumo de alcohol o, cuanto menos, moderarlo en lo posible.
Fuente: TN