Cuando vivimos una situación compleja, podemos reaccionar de formas diferentes, ya que, es posible que respondamos con calma y reflexión, pensando en pros y contras, pero también puede que no hagamos caso a nuestra mente y nos dejemos llevar por nuestras emociones y deseos. Una tercera opción es que nuestra respuesta sea visceral y automática. Esa es la lucha entre emoción, instinto y razón y da sustento a la teoría de los tres cerebros o teoría del cerebro triuno.
Esta teoría es de Paul D. MacLean, un neurocientífico norteamericano que entre 1960 y 1970 propuso que el cerebro humano está compuesto por tres estructuras que corresponden a diferentes etapas de la evolución y que cada una de ellas es responsable de diferentes funciones cognitivas y emocionales. Las mismos son:
- Cerebro reptiliano. Es la parte más antigua del cerebro. Se asocia con los comportamientos instintivos y las funciones básicas de supervivencia, como la respiración, el ritmo cardíaco, la lucha o huida, los hábitos, el control de impulsos y los instintos básicos. Cuando reaccionamos rápidamente ante una situación de peligro (por ejemplo, saltar hacia atrás si algo cae cerca), es el cerebro reptiliano el que actúa sin que lo pienses.
- Cerebro límbico. Se desarrolló más tarde que el cerebro reptiliano y es clave en la generación de sentimientos, así como en la formación de recuerdos a largo plazo. Incluye estructuras como el hipocampo, la amígdala y el hipotálamo. Entre sus funciones, están la regulación de las emociones, el procesamiento de recompensas, así como vínculos afectivos y sociales. Cuando experimentamos una emoción intensa, como miedo, alegría o tristeza, es el cerebro límbico el que está actuando. También se activa cuando ciertos olores, sonidos o imágenes evocan recuerdos emotivos.
- Neocórtex o corteza cerebral. Es la parte más reciente del cerebro en términos evolutivos y se asocia con el pensamiento racional, la lógica y el lenguaje. Esta región es responsable de nuestras capacidades más avanzadas como la planificación, la resolución de problemas, la creatividad, el razonamiento abstracto y el autocontrol. Cuando planificas tu día, resuelves un problema matemático, tienes una conversación profunda o reflexionas sobre un tema complejo, el neocórtex está en acción.
Cuándo usar un cerebro u otro
Entender cómo son estas estructuras y cómo interactúan entre sí nos da una herramienta valiosa para autoconocernos mejor y promover nuestro bienestar emocional y mental. En el caso del cerebro reptiliano, no podemos controlar totalmente cuándo actúa. Al ser responsable de las respuestas automáticas de supervivencia, su activación suele ser instintiva.
Con respecto al cerebro límbico, hay que tener en cuenta que también muchas respuestas emocionales son automáticas e inconscientes. Sin embargo, con prácticas como la regulación emocional (meditación, terapia cognitivo-conductual), podemos aprender a gestionar mejor nuestras emociones y reacciones.
El neocórtex, en cambio, es la parte del cerebro que podemos activar conscientemente a través del pensamiento lógico y el razonamiento. Sin embargo, en situaciones de mucho estrés, el cerebro reptiliano o límbico pueden tomar el control, dejando al neocórtex en un segundo plano.
En situaciones normales, podemos utilizar el neocórtex para decisiones conscientes y razonadas, pero en situaciones de peligro o emociones intensas, el cerebro reptiliano o el límbico pueden actuar de manera automática. A través de prácticas como la meditación, la autorreflexión o la terapia, podemos mejorar nuestra capacidad para gestionar las respuestas emocionales (cerebro límbico) y evitar reacciones automáticas (cerebro reptiliano) que no sean adecuadas en ciertos contextos.
Cómo ayuda la teoría de los tres cerebros en nuestro bienestar
- Autocontrol emocional. Al entender las diferentes partes del cerebro, podemos aprender a identificar cuándo estamos reaccionando de manera instintiva o emocional y tomarnos un tiempo para activar el pensamiento racional.
- Mejora de relaciones. Al comprender mejor el sistema límbico, podemos desarrollar empatía, manejar mejor los conflictos y construir relaciones más saludables.
- Reducción del estrés. Reconocer que muchas reacciones automáticas provienen del cerebro reptiliano nos permite no sobreidentificarnos con esos impulsos y trabajar en técnicas para relajarnos y reducir el estrés.
- Toma de decisiones consciente. Usando el neocórtex podemos tomar decisiones más reflexivas y equilibradas, lo que nos lleva a un mayor bienestar personal y a una vida más consciente.
Fuente: TN