Tras el escándalo y las críticas generalizadas que provocó el aumento de las dietas a casi nueve millones de pesos, los senadores resolvieron dar marcha atrás con esa decisión. Lo hicieron mediante una nota que firmaron todos los bloques, desde La Libertad Avanza a Unión por la Patria.
Los ingresos de los legisladores estaban “enganchados” a los aumentos que recibían los empleados del Congreso, más allá de que sus dietas tenían valores mucho más altos, por lo cual, ante una suba similar, los montos escalaban de manera exponencial. Con la nota, los senadores de todos los bloques decidieron que van a aplicar otra modalidad de aumentos y que no recibirán esta última actualización.
En abril del corriente año, los senadores llevaron al recinto y aprobaron un proyecto que establece que las dietas pasarán a estar conformadas por 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos de adicional por desarraigo. La iniciativa que se autogestionaron en aquella ocasión los senadores agregó una dieta más a las 12 que existían antes, para compensar el aguinaldo. Lo curioso de lo ocurrido este lunes no es tanto la suba -misma que en la administración nacional-, que es para todos los empleados del Congreso, sino lo acontecido la semana pasada.
El martes último, en la reunión de Labor Parlamentaria en la que se decidió posponer la sesión por jubilaciones -será el jueves-, la definición de la paritaria para todos los agentes que trabajan en el Congreso fue adelantada por la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel. También estaba al tanto de todo esto su par de Diputados, Martín Menem. Allí, los legisladores cobran menos en mano y utilizan otra mecánica.
Durante dicho convite, se mencionó la posibilidad de desengancharse de la suba en cuestión. En abril pasado, varios bloques y legisladores -opositores y oficialistas- presentaron notas para no aceptar el aumento votado en el recinto -no es posible llevarlo a cabo-; y otros deslizaron en medios provinciales que lo donarían.
Lo cierto es que este lunes se confirmó que, por la aplicación del aumento, los legisladores iban a tener uno de los aumentos en términos efectivos más altos de toda la administración pública, elevando hasta casi 9 millones de pesos sus ingresos. Esa decisión provocó una ola de rechazo y las críticas no sólo de Javier Milei y de la opinión pública en general.
De hecho, la vicepresidenta Victoria Villarruel, que preside el Senado, tomó distancia de la medida. “Es facultad de los senadores desengancharse o no de las paritarias de los trabajadores”. “Yo solo decido sobre las paritarias de los empleados”, afirmó anoche, en mensaje que publicó en sus historias la dirigente, en respuesta a una crítica de un usuario de Instagram.
Esta mañana, después de la reunión de Gabinete, el propio Milei insistió con cuestionar el aumento: “Perdieron la empatía con los argentinos de bien, demostrando que son unos estafadores”, sentenció el mandatario. Y les pidió “que tomen conciencia de la Argentina que estamos viviendo, que se terminó el privilegio para ellos y para todos los que viven del esfuerzo ajeno”.
Semana intensa en el Senado
El choque entre el Gobierno y el Senado ocurre en una semana de enorme importancia para los intereses del oficialismo en la Cámara alta. Está en curso una “súper semana legislativa”, porque se definirá la presidencia de la comisión bicameral de inteligencia; el miércoles expondrá uno de los candidatos a integrar la Corte Suprema de Justicia y actual magistrado federal, Ariel Lijo; y, un día después, el pleno decidirá en el recinto el destino del proyecto que mejora las jubilaciones, con un oficialismo que busca a toda costa modificarlo y devolverlo en segunda revisión a Diputados.
En todas estas alternativas, el Gobierno llega muy ajustado, por eso requerirá de la adhesión y el apoyo de muchos senadores que terminaron descalificados por el presidente.
Fuente: Infobae